ATLETISMO - Campeonato de Europa en pista cubierta

Adrián Ben llega al podio de sus sueños

El gallego se proclama campeón europeo de los 800 metros tras completar una carrera ejemplar

Adrián Ben se lanza en los últimos metros para 
superar al francés Robert y ganar el oro. |  // REUTERS

Adrián Ben se lanza en los últimos metros para superar al francés Robert y ganar el oro. | // REUTERS / J. C. Á.

J. C. Á.

Adrián Ben había conseguido cosas inimaginables en el salvaje mundo de los 800 metros: disputar una final olímpica o una final mundialista, objetivos inalcanzables para la mayoría que él consiguió con menos de 23 años. Pero tenía una cuenta pendiente: subirse a un podio internacional. En los últimos años ha visto cómo sus compañeros del grupo de entrenamiento que dirige Arturo Martín (Mariano García, Saúl Ordóñez, Fernando Carro...) han ido consiguiendo esa meta. Faltaba él, el chico de Viveiro, por vivir ese instante de gloria. Ayer acabó la espera. En la final de Estambul el mediofondista gallego logró su primer gran título y se unió al exclusivo club de medallistas gallegos en Europeos en pista cubierta al que hasta el momento solo pertenecía Ana Peleteiro (un oro y una plata continental bajo techo).

Ben, emocionado tras la carrera. |  // EFE

Ben, emocionado tras la carrera. | // EFE / J. C. Á.

Adrián Ben lo consiguió tras una carrera ejemplar desde el punto de vista táctico, coronada por una explosión de fuerza que le permitió progresar para levantarle al francés Robert el oro en los últimos metros por apenas tres milésimas. Fiel a su costumbre, el gallego salió contenido, dejando que los siete finalistas se enzarzasen en una pelea por la posición que por momentos se convirtió en una riña tabernaria. Tropezones, codazos, atletas pisando por fuera... Ben asistió desde la distancia a la reyerta y al paso por el cuatrocientos comenzó a progresar con decisión aprovechando un agujero en el grupo. Hubo un riesgo en ese momento de quedarse encerrado, algo que sería su tumba teniendo en cuenta el nivel de los rivales (todos muy parejos en marcas y opciones) y la naturaleza de la pista cubierta, que complica las maniobras y los adelantamientos.

El lucense intuyó la situación delicada y frenó para buscar una vía de escape. En ese momento recibió un empujón desproporcionado del italiano Tecuceanu que no hizo sino lanzarle hacia delante con más determinación. Al toque de campana Adrián Ben se situó segundo a la derecha del francés Robert (el teórico favorito en una prueba de difícil pronóstico), tratando de no hacer metros de más pero al mismo tiempo de cerrar la progresión de sus rivales como el belga Crestan que trataba de avanzar. Adrián Ben resistió en esa última vuelta y en la curva liquidó las opciones de Crestan, al que frenó con su último cambio. Se le abría la puerta de conseguir el oro, pero dependía de ser capaz de sacar un punto más de fuerza en esos cincuenta metros finales. Robert apretó, pero en ese momento decisivo Adrián Ben sacó fuerzas de donde no tenía para igualarse con él y jugarse el título en el cabezazo final, en la determinación con la que uno llega a la meta. Las imágenes parecían señalar al gallego que se quedó mirando al marcador con los ojos abiertos mientras juntaba las manos en señal de oración. Y de repente, el éxtasis. Se dejó caer de rodillas y le sobrevino un llanto liberador. El primer gran triunfo de su vida, uno de los grandes episodios en la historia del atletismo gallego. Una vez más el triunfo del sentido común y de una táctica bien entendida: 54 segundos en el primeros 400; 53.34 en los segundos. Justo al contrario que la mayoría de sus rivales, que el francés Robert. Ahí estuvo una vez más la clave.

Adrián Ben, el chico que sigue escapándose en verano a Playa América, el lugar donde pasaba con sus padres el descanso estival desde que es pequeño, estaba exultante en la zona mixta. Se reconocía liberado y con esa vitalidad que le viene de serie describía la carrera de forma minuciosa: “Me vi en la última posición, pero intenté no ponerme nervioso. Había demasiados toques en esos metros. Luego he pasado por dentro y he frenado al ver que me podía quedar cerrado. En los últimos metros apreté todo lo que pude y cuando me vi delante me dije que tenía que aguantar como fuese porque tenía cerca la medalla. Y a cien metros me dije ‘venga que puedes ser campeón de Europa’ y me fui con todo lo que tenía”. Daba las gracias Adrián Ben a todos los que le han acompañado en este camino (padres, amigos, entrenador, su pareja Agueda Marqués, mediofondista como él y finalista de 1.500 metros en este mismo Europeo) y reconocía que ya quería ser él quien celebrase el podio después de haber visto a muchos de sus compañeros pasar por este mismo proceso: “No sé ni qué decir. Esto es un sueño inmenso”.

La medalla de Adrián Ben se lleva la mayor parte de la atención de una jornada final del Europeo que sirvió sobre todo para que el noruego Ingebrigtsen lograse el doblete después de conquistar el oro en los 3.000 metros tras otro ejercicio de superioridad. Segundo fue Adel Mechaal que se fue tras él pero que tuvo que resignarse ante un atleta sobrenatural que a sus 23 años acumula más de una docena de medallas en grandes campeonatos.

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