Liga de Campeones

Benzema sella el pase a cuartos ante un Liverpool estéril

Un gol del francés le da la victoria en un partido en el que el Madrid desactivó las expectativas de remontada del Liverpool monopolizando la pelota y las ocasiones

Fermín de la Calle

El Real Madrid ya está en cuartos de la Liga de Campeones tras ganar al Liverpool con un gol tan fortuito como merecido de Benzema. Está a cinco partidos de conquistar la Decimoquinta y renovar su corona de campeón de Europa, posibilidad difícil de discutir a un equipo que sigue exhibiendo madurez futbolística y una naturalidad imposible de descifrar en su competición fetiche. El partido de vuelta con el Liverpool fue un trámite porque la eliminatoria había quedado resuelta en Anfield con la exhibición blanca (2-5).

El Liverpool enfrentaba una misión imposible, una tarea suicida en la que solo disponía de iniciativa para elegir la forma en que se jugaría la vida: tratar de remontar pacientemente sin perder la compostura o provocar un tiroteo y tratar de salir ileso de él. Necesitaba marcar cuatro goles sin recibir ninguno y Klopp eligió el tremendismo: puerta grande o enfermería, poniendo a cuatro delanteros y presionando en su campo al Real Madrid. A los dos minutos comprobó que andaba por el alambre cuando una jugada anulada por fuera de juego por centímetros dejó a Benzema solo ante Allison. Para el choque, con los ingleses asumiendo todos los riesgos posibles, Carletto eligió dos lectores de juego (Modric y Kroos) y fiarlo todo a su pegada de yunque.

Ancelotti le gana la partida a Klopp

En el primer cuarto de hora Allison salvó a los suyos hasta en tres ocasiones, una de ellas con una parada clamorosa a Benzema, por dos intervenciones de Courtois. Era un duelo de pistoleros con Vinicius y Benzema desenfundando rápido. Klopp apostó en el frente por la movilidad de Diogo Jota y Darwin dejando arrancar a Salah desde la banda y con Gapko llegando desde atrás. Pero Ancelotti le ganó la batalla en los carriles, donde Vinicius desconectó a Alexander-Arnold, más pendiente de taparle que de subir, y Robertson no entró en juego por la izquierda al estar vigilado por Valverde.

Cerca estuvo el Madrid de mandar a la lona a los de Klopp con disparos lejanos de Camavinga, al larguero, y Modric. Nada hacía pensar que al descanso se llegase con el cero a cero inicial, el resultado que firmaba el exmadridista Fabinho en la previa, pero pasaban los minutos y las ocasiones no cristalizaban. El Madrid, en su versión más equilibrada, no sufría ante un Liverpool acelerado. Carletto había trabajado la salida de presión descargando sobre las bandas y Camavinga sostenía al equipo confirmando su crecimiento ante unos ‘reds’ eran incapaces de robar arriba. Un disparo cruzado de Darwin y un zapatazo postrero de Gapko fue lo único inquietante del bagaje inglés en la primera mitad. Todo marchaba según el plan. 

No cambió la decoración en la segunda mitad. Ni la necesidad visitante fue capaz de revolucionar un partido al que el Madrid le metía cloroformo con sus posesiones largas. Benzema caía al costado de Vinicius para asociarse al brasileño y los 'reds' perseguían la pelota hipnotizados. Pudo marcar Valverde en una contra, pero Allison volvió a ganar el mano a mano. Sin rastro de la épica Klopp intentó meterle veneno al choque con el descaro de Elliot y el talento de Firmino. Gapko dio un paso adelante y el dibujo de ataque 'red' se naturalizó más. Ancelotti, fiel a su pragmatismo, terminó dando descanso a quienes serán protagonistas en el clásico del domingo en el Camp Nou.

La puntilla de Benzema

Ante la tranquilidad y la falta de vértigo la grada dedicó cánticos a los árbitros, al Barça y a la Federación por el Caso Negreira que retumbaron en el Bernabéu. Al partido le seguía faltando la puntilla, el gol blanco que certificase la clasificación ya sellada en Liverpool. Y llegó en el tramo final en una afortunada jugada que Vinicius persiguió con fe y Benzema mandó a la red. El Liverpool deja la impronta de ser un equipo que ha agotado su vértigo y su ciclo. Sin fe en sí mismo y con jugadores que ya han desplegado su mejor fútbol. Y el Madrid desembarca en el clásico consciente de que en los partidos grandes, su camiseta sigue pesando más que ninguna. Y el partido terminó emotivamente con el 'You'll never walked alone' sonando en el Bernabéu en agradecimiento al homenaje que rindió al Liverpool a Amancio en la ida. Señorío.