Fútbol - Primera División

Alba desata los gritos de “campeones”

El lateral desatascó el duelo ante Osasuna, que jugó más de una hora con diez

Ansu Fati celebra con Jordi Alba el gol marcado por este último. |  // ENRIC FONTCUBERTA

Ansu Fati celebra con Jordi Alba el gol marcado por este último. | // ENRIC FONTCUBERTA / Joan Domènech

Joan Domènech

Los primeros gritos de “campeones, campeones” se escucharon en el Camp Nou. Los activó uno de los pocos que ya se ha recreado en el pasado con el cántico más feliz y que mereció ser el promotor de la fiesta que empezó a desatarse por lo mucho que ha sufrido durante la temporada que le inclina hacia el declive, al menos en el protagonismo en el equipo. Jordi Alba anudó la Liga con el gol del triunfo, con una aparición de las suyas, similar a la del Villamarín la pasada campaña. Entonces firmó la clasificación europea; esta vez prácticamente culminó la conquista del título llegado ya el minuto 85 y evitó un empate que habría sido ridículo por muchos motivos. Empezando por la actuación del Barça, que puede conquistar la próxima semana ante el Espanyol en el RCDE Stadium, y continuando con las circunstancias derivadas del juego, la más crucial de ellas la expulsión de Herrando, en el minuto 27 que dejó a los azulgranas con todas las ventajas del mundo.

Pero agonizó el Barça para sumar los tres puntos ante un Osasuna que se tomó la visita al Camp Nou como un entrenamiento para la final de Copa del sábado, con los escasos titulares repartiéndose el tiempo y muchos suplentes corriendo sin parar. Salvó Alba que el Barça perpetrara un nuevo “peor partido de la temporada”, una semana después de hacerlo ante el Rayo. No se puso a jugar hasta que oscureció. Demasiado tarde. Tras malgastar una hora larga de partido con superioridad, peleando contra sí mismo. contra su inoperancia, contra su falta de eficacia para zafarse del empate. Alba recibió una gran asistencia de De Jong, de los pocos que exprimió su imaginación, con una delicada asistencia de cabeza que el lateral colocó entre el poste y un soberbio Aitor.