Baloncesto

El Barça revive su pesadilla europea ante el Madrid de Tavares

El equipo de Jasikevicius se empequeñece en la final ante el carácter del equipo blanco, que luchará por el título ante el Olympiacos (66-78)

Luis Mendiola

El Barça volvió a morder el polvo en la Final Four por tercer año consecutivo. El Madrid de Tavares le hizo revivir su pesadilla europea y lo empequeñeció, haciéndole abandonar la cancha con sonrojo, igual que ocurrió hace un año en Belgrado. El proyecto azulgrana, diseñado para reinar en la Euroliga, y puesto con mimo en las manos de Jasikevicius, volvió a estrellarse con impotencia (66-78).

Prevaleció en una semifinal intensa en emoción y adrenalina, pero no en juego, el carácter del equipo de Chus Mateo, personalizado en sus tres veteranos, Chacho, Llull y Rudy, por encima del talento y la ilusión, pero sobre todo en la figura de un gigante como Tavares (20 puntos, 15 rebotes, cuatro tapones y 38 de valoración) que convirtió en anecdótico la ausencia de tres piezas claves en el equipo blanco: Yabusele, Deck y Poirier. Todo lo contrario sucedió en el Barça, temeroso, acomplejado, donde no apareció Mirotic (3 puntos, 1 de 10 en tiro), y donde los pívots, Sanli (no anotó y 3 rebotes) y Vesely (4 puntos, 6 rebotes) fueron borrados por el caboverdiano.

El plan de Mateo

Estuvo muy lejos el guion inicial de la semifinal de lo que imaginó el Barça y sí mucho más cerca de lo que diseñó Chus Mateo. La apuesta de Jasikekvicus por alejar a Tavares de la zona con Sanli de titular no funcionó, como tampoco la presencia de Vesely para cortar el dominio del rebote del pívot blanco, que sumó 10 de los 18 puntos de su equipo y no cometió ninguna falta.

Los dos pívot azulgranas asumaron dos faltas, además. Frente a la intimidación de Tavares, el Barça no consiguió sumar ni una canasta de dos en los primeros diez minutos. La primera llegó en una acción en el segundo cuarto de Jokubaitis, que en una de las refriegas del partido, recibió un golpe y perdió dos trozos de diente, una prueba de la entrega en cada acción.

 La decisión de utilizar a Ndiaye de titular de Mateo también funcionó, despejando la duda de quíén sería el marcador de Mirotic. El joven canterano de 18 años anuló a la estrella azulgrana que no sumó un punto en el primer tiempo. Y si resistió la buena puesta escena del Madrid fue por su impacto desde el triple. Seis anotó en el primer cuarto, tres de ellos de Abrines sin fallo. Pero también Kalinic se sumó a la fiesta. Y esa tendencia se mantuvo en el segundo cuarto con las rotaciones barcelonistas y la entrada de Kuric.

La segunda unidad del Barça funcionó mucho mejor, también con Tavares fuera, después de sumar dos faltas, y Nnaji, que entró para darle un respiro a Vesely, dio excelentes minutos al equipo, hasta el punto de que la defensa del Barça empezó a funcionar, mientras el ataque del Madrid entraba en sequía, con tres triples (dos de Rudy y uno de Hezonja) que ni tocaron aro. La suma de acciones positivas acabó por serenar al equipo de Jasikevicius, que encontró además buenos minutos de Satoransky, poderoso en todas sus penetraciones a canasta, para estabilizarse con mínimas ventajas y llegar por delante al descanso (42-36).

El peso del Chacho

El partido se espesó mucho en la reanudación. Se elevó el contacto físico, se endurecieron las defensas e incluso llegó la primera falta antideportiva, en una acción de Hanga sobre Vesely. Pero en ese escenario, el Barça perdió la cabeza y cayó en la precipitación. Sin la guía de Laprovittola y Mirotic, totalmente negado pese a sus intentos, el Madrid volvió a engancharse a la pelea. Tavares le dio consistencia y Hezonja la chispa que necesita y el equipo de Chus Mateo se disparó en el marcador con uno de esos parciales que duelen, un 0-15 a favor, que llevó el marcador de una ventaja del Barça por 47-39 a un 47-54 en contra. Los triples de Kuric y Lapro, en el tramo final, le dieron algo de aire a los azulgranas para afrontar el último periodo (55-58).

 En ese escenario de máxima tensión, el Madrid buscó la experiencia de sus tres veteranos: Sergio Rodríguez, Llull y Rudy. Y, la decisión, no pudo ser más acertada. Nueve puntos seguidos del Chacho le dieron al equipo de Mateo el margen (60-67) para entrar en los últimos minutos con confianza y, en cambio, llevaron a la desesperación al Barça, que se desvaneció y volvió a hincar la rodilla, como si perpetuara una maldición.

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FC BARCELONA: Satoransky (7), Laprovittola (12), Abrines (16), Mirotic (3), Sanli (0) –cinco inicial–, Kalinic (6), Vesely (4), Jokubaitis (6), Nnaji (1) Martínez (0), Kuric (11), Tobey (-).

14 de 39 triples (Abrines, Laprovittola, 4), 43 rebotes, 14 ofensivos (Vesely, 3), 13 asistencias (Satoransky, Laprovittola, Jokubaitis (3).

REAL MADRID: Williams-Goss (10), Hanga (0), Musa (7), Ndiaye (2), Tavares (20) –cinco inicial–, Rodríguez (12), Hezonja (14), Randolph (6), Causeur (0), Rudy Fernández (2), Llull (5), Abalde (-).

7 de 22 triples (Hezonja, Rodríguez, Williams-Goss, 2), 45 rebotes, 13 ofensivos (Tavares, 4), 17 asistencias (Rodríguez, Llull, 5)

PARCIALES: 18-18; 24-18; 13-22; 11-20.

ÁRBITROS: Sasa Pukl, Emin Mogulkoc, Mehdi Difallah.