CHAMPIONS LEAGUE | SALZBURGO 1 - 4 ATLÉTICO
El heavy metal de Giuliano Simeone lleva al Atlético a los octavos de la Champions por la vía rápida
Los goles del argentino, Llorente y Griezmann por partida doble certifican la clasificación de un equipo rojiblanco que acaba en quinta posición la nueva liguilla de la Champions

Champions League: Salzburgo - Atlético de Madrid, en imágenes. / Matthias Schrader. AP
Apenas faltaban unos segundos para que Anthony Taylor decretera el inicio del Salzburgo-Atlético cuando, como si fuera un preludio de lo que iba a pasar, atronó por la megafonía el 'Enter Sandman' de Metallica. Heavy metal para motivar, si es que hacía falta, a uno como Giuliano Simeone, que ya de por sí es puro rock and roll en su forma de concebir el fútbol . Tanto que, en apenas 13 minutos de pura electricidad disipó cualquier opción de desliz en esta jornada final de la Champions con dos acciones de gran nivel que sellaron una fase inicial brillante para los de Simeone, Diego Pablo en este caso, con el objetivo más que cumplido.
Marcó en el minuto cuatro, y asistió para que Griezmann remachara a placer en el 13 para que ya todo fuera coser y cantar para un equipo que en la jornada 3 marchaba 27ª, en posición de eliminado. Y que cinco fechas después, cinco victorias mediante, ha acabado en 5ª posición, asegurando el pase directo a octavos de final al acabar en un top-8 que hace unos meses parecía inimaginable. Y que no tendrá que jugar el playoff de febrero, ahorrándose dos partidos que a buen seguro servirán para renovar la frescura de las piernas de unos futbolistas que notan las apreturas del calendario.
Sabían de la importancia de eso los chicos de Simeone, que se dejaron de confianzas ante uno de los peores equipos de la competición y salieron al campo a finiquitar por la vía rápida. Tanto que en el minuto dos ya habían avisado, con una internada de Lino que acabó con un disparo que se fue por poco. Y que en el cuatro mordieron, aprovechando Giuliano una asistencia de Julián para cruzar ante Schlager, que hasta hace un par de días era el guardameta suplente del Salzburgo, y adelantar al Atlético.
Celebró el hijo del Cholo, que ya ha dejado claro que esa etiqueta no le hace justicia, por todo lo alto el primer gol de su carrera en la Champions. Y como ya pasó en Praga, tanto él como el Atlético no se dieron por saciados tras marcar pronto, y fueron a por más. Y en el 13 encontraron el segundo premio. Un portero oxidado y un futbolista de dulce como Giuliano se juntaron para que Griezmann remachara a placer tras ser asistido por el extremo argentino, dejando el choque casi finiquitado cuando apenas había empezado.
Descanso para Julián y Griezmann
Respiró entonces el Atlético, dando paso a unos minutos más defensivos en los que se dedicó a protegerse atrás, dejar venir al Salzburgo y esperar con calma a la contra. Con el cometido inicial cumpludo, un pequeño descanso. Hasta que volvió a querer Giuliano, al que 20 minutos de reposo ya le parecieron suficientes.
Vive el argentino, como su padre cuando jugaba, en una batalla permanente. La de un jugador que juega con el carácter de un suplente a pesar de ser ya un indiscutible en el once. Que las persigue todas, las pelea todas. Hasta el punto de que, casualidad o causalidad, más parece la segunda, la dinámica del Atlético cambió esta temporada coincidiendo con su irrupción como titular. Pinta, además, que ese será su sitio para mucho tiempo, a la vista de cómo muerde y muerde. Y como genera, tanto en ataque como en defensa.
En otra de sus presiones, justo al filo del descanso, se originó el 3-0. Robó y entregó para Lino, que asistió para que Griezmann consiguiera su doblete particular y permitiera a Simeone, padre en este caso, pensar en dar descanso a los suyos. Lo hizo con Julián, que viene de un tute importante en las últimas fechas, con Griezmann y con su propio hijo, con vista a lo que viene el próximo sábado en Mallorca.
En esas estaba el Cholo, haciendo más cambios, cuando Llorente marcó el cuarto definitivo. A la carrera el Atlético, Lino cedió para De Paul, que vio la llegada del madrileño por su derecha. Lo encontró y solo, disparó cruzado a media altura a un Schlager, que tampoco estuvo muy acertado. Y partir de ahí a descansar, gol y ver con el rabillo del ojo lo que pasaba en los otros partidos para ver los cruces.
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