Fútbol | Primera División

Olmo mete presión al Real Madrid

El Barcelona derrota al Mallorca por la mínima y estira su ventaja a siete puntos a falta del partido de los merengues | Flick da la titularidad a futbolistas como Ansu o Héctor Fort

Francisco Cabezas

Barcelona

Está bien que el fútbol sea un deporte incomprensible y dado a discusiones absurdas. Porque de lo que no se entiende no se pueden extraer verdades absolutas. Tampoco mentiras. Había tirado el Barça 23 veces a puerta sin que hubiera manera de rendir al Mallorca, que a duras penas había pasado del centro del campo pero llegó a marcar en el 45 –aunque en fuera de juego–. Pero fue acabar el entretiempo y necesitar los azulgrana sólo un tiro en el primer suspiro por parte del añorado Dani Olmo para detener el tiempo y derribar la oposición del meta Leo Román. Este tipo de episodios definen el fútbol.

Hace un buen puñado de años Johan Cruyff le soltó a un periodista: «Si yo hubiera querido que me entendieras, me hubiera explicado mucho mejor». Y se quedó tan ancho. El otro día, Hansi Flick, que domina de lo lindo la comunicación, afeó a tres de sus chicos –Ansu Fati, Héctor Fort y Ferran Torres– que se comportaran como niñatos con las cámaras delante para exteriorizar un enfado que él mismo podía entender. El entrenador no les castigó. Pero sí les invitó a que, si tenían algo que demostrar, lo hicieran con un balón en los pies y ante unos hinchas que podrían también juzgarles. Una maniobra de aquellas cruyffistas con la que Flick demostró que, en esto, más vale entender lo justo y esperar al resultado para dar la razón a quien toque. Todos ganaron.

De acuerdo. Ansu está lejos de la finura competitiva que sólo te ofrece la continuidad; Fort no avanzó tanto como Balde, pero ni mucho menos desentonó; Ferran, que tendrá que ser titular en la final de Copa ante la lesión de Lewandowski, pese a no marcar, despistó una y mil veces a los tres centrales dispuestos por Jagoba Arrasate, lo que facilitó sobremanera el juego entre líneas de un Pedri otra vez sublime.

Así que Flick, pese a afrontar el partido con siete cambios respecto al agónico triunfo frente al Celta, demostró que su equipo no depende tanto de las piezas, sino de un plan colectivo en el que las piezas encajan con facilidad. A media hora del final, Ansu se fue al banquillo. No marcó, pero sonreía.

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