El Atlético busca salir del abismo de la eliminación

Hace tiempo que el Atlético habría querido dejar sentenciada su temporada. Desde aquel fatídico doble toque del penalti de Julián Álvarez en la eliminatoria contra el Real Madrid, todo empezó a desmoronarse. Los rojiblancos desembarcaron en el Mundial de Clubes de EEUU, donde cada error se paga caro. En el caso del Atlético, es una ventana de oportunidad ineludible, porque a excepción de que Gianni Infantino decida cambiar el formato, solo podrán ir cada cuatro años dos equipos por país. De ahí que el triunvirato de LaLiga siempre tendrá que pasar por el embudo. Por eso es tan importante para los de Simeone atravesar la ciénaga en la que le puso el PSG después del partido inaugural, con un 4-0 que destrozó las alarmas.

Simeone necesita agitar el árbol de modo inmediato, pero más que una cuestión de nombres se trata de un cambio de orden. Así se vio en el debut en Los Ángeles, donde los laterales estuvieron completamente sobrepasados, la templanza con el balón no existió y el empeño por hacer jugar a Griezmann 90 minutos fue una de las peores decisiones del Cholo. A pesar del fallo estrepitoso que cometió Sorloth a puerta vacía, dejando en nada el intento por darle emoción al final.

«El golpe fue duro, es una realidad. Hay que aceptarlo, pasar página y saber que dependemos de nosotros mismos. En eso nos enfocamos. Tenemos la final contra Seattle Sounders y después frente a Botafogo, pero hay que pensar en el siguiente», analizaba Giménez. La zaga rojiblanca necesita levantarse para evitar que la sangría del domingo se convierta en hemorragia. El triunfo de Botafogo contra el equipo de la MLS (2-1) les deja sin margen de error.

El Atlético de Madrid deberá optar por la vía argentina en el Mundial de Qatar, que también tropezó de inicio ante Arabia Saudí. La que conocen De Paul, Julián, Nahuel o Correa, la reencarnación de la banda del mate que debe aplicar una receta difícil de entender a estas alturas para los equipos europeos: intensidad y control. Si algo han demostrado los no europeos en lo que va de torneo es que la vida en 90 minutos es muy corta como para desaprovecharla, por lo que están dispuestos a dejarse la piel para provocar la descolonización del Mundial de Clubes.