Fútbol | Liga de Campeones
Hansi Flick: «No me gusta que mi nieto vea a su abuelo así, debo cambiar»
El Barça vuelve a la Champions con la visita del Olympiacos a Montjuïc y el recuerdo muy vivo de los cortes de manga del técnico alemán | «No estoy nervioso», dice sobre las bajas

Flick, ayer, en la rueda de prensa en la ciudad deportiva. | EP
Joan Domènech
Entre el derbi y el clásico, la Champions. «Una semana bonita», a parecer de Fermín, ilusionado por poder intervenir en los tres episodios. Del emocionante duelo contra el Girona al apasionante viaje al Bernabéu pasando por la visita del Olympiacos a Montjuïc (18.45 horas) y que cobra relieve por las dudas que han emergido sobre el equipo y la necesidad de eliminarlas con tres puntos que devuelvan al Barça al cuarto superior de la clasificación europea.
Podría personificarse ese estado de inquietud en la tensión con que vivió Hansi Flick el tramo final frente al Girona, con el equipo atacando sin delanteros (ausentes Lewandowski, Ferran, Raphinha y Dani Olmo, sustituidos Lamine Yamal y Pedri, desamparado Rashford), en una tarde tempestuosa, más las dos tarjetas amarillas y la roja que vio en menos de diez segundos y el frenesí del gol de Ronald Araujo, transformado en un heroico delantero centro.
«Para dejarlo claro: no estoy nervioso», afirmó categóricamente Flick, pese a que tendría motivos fundados que justificarían su alteración. Al equipo le faltan los mejores hombres (a los citados cabe añadir a Joan Garcia, Ter Stegen y Gavi, más Bernal, que aún no está en forma, y Christensen, indispuesto ayer) y los resultados han sido ajustados. La sensación que planea sobre el Barça habla de un equipo menos coordinado en la presión defensiva y menos eficaz en las áreas. Una percepción fundada en la comparación con el recuerdo del año anterior, del tricampeón, pero no tan alejada del principio del curso.
No esconde Flick que el grupo discurre con mayor sufrimiento. Acotó la angustia al duelo con el Girona después de repasar el vídeo. «Hablamos del posicionamiento, de estar bien colocados, de la distancia correcta entre los compañeros y respecto a los rivales: si estás muy lejos, tienes que correr demasiado y das mucho tiempo [para pensar] al rival. Esto nos mata en defensa y es lo que tenemos que cambiar», analizó Flick, que no contempla, entre los cambios, retrasar la defensa adelantada o suprimir la presión. El cambio procederá del trabajo, del perfeccionamiento en la armonía del grupo.
La excitación de Flick no proviene de la tensión, sino de la pasión que ha despertado en su interior a los 59 años. Se ve desbordado por la vía emocional que creía controlada. «Este club me ha cambiado completamente», admitió Flick, recordando que en Alemania le censuraban la seriedad que exhibía en cada uno de los ocho goles que el Bayern endosó al Barça en 2020. «Puedo decir que amo este club, amo Barcelona, amo la gente de aquí que es increíble. Quiero dar lo mejor de mí mismo por el Barça, vivo por el club», expuso, aunque también lamentó el exceso de vehemencia cuando Gil Manzano le excitó. «No me gusta que mi nieto vea a su abuelo así, tengo que cambiar».
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