Cuatro triples fallados en una misma jugada es el ejemplo de la frustración ofensiva que vivió ayer el Leyma en el derbi perdido contra el Breogán (60-68). Los porcentajes de tiro al final del encuentro hablaron por sí solos: 16 de 27 (59%) en lanzamientos de dos; 6 de 29 (21%) en los de tres; 22 de 56 (39%) en tiros de campo y 10 de 20 (50%) desde la línea de la personal. Las estadísticas del último cuarto, con solo 9 puntos en su casillero —tampoco es que el Breogán hiciese mucho más, porque también se quedó en 9— hicieron imposible que los naranjas se pudieran acercar en el marcador. En los tres anteriores, sin jugar un buen partido, solo habían respondido a fogonazos y se mantuvieron a trancas y a barrancas con opciones, pero arrastrando problemas de concentración en defensa, de decisiones equivocadas en ataque y los que ya se sospechaban en el juego interior por la ausencia de Gary McGhee. Los locales dieron un golpe de efecto a última hora con la entrada del lituano Gedeminas Zyle, que tendrá ficha del filial y que volvió a jugar un partido 21 meses después de haberse lesionado el tendón rotuliano de la rodilla. Se le notó la inactividad, pero un gran paso que premia su esfuerzo y resiliencia.

Por un momento, de hecho, el Leyma jugó con cuatro lituanos en el cinco: Augustas Peciukevicius, Osvaldas Matulionis, Zyle y Rolandas Jakstas. El único intruso, Zach Monaghan. Con el base estadounidense, Pecius y Jakstas juntos fue cuando mejor conectó el conjunto dirigido por Sergio García. Justin Raffington tampoco funcionó mal, correcto, superado en el emparejamiento personal con Larsen, pero sabiendo suplir sus carencias. Dago Peña estuvo sorprendentemente desaparecido después de venir de menos a más en los últimos partido. Romaric Belemene firmó un tapón de escándalo y poco más. Y aun así, el Leyma no tuvo tan lejos el triunfo. Al final casi dio la impresión de que se llevó el duelo el que menos falló de dos equipos que, eso sí, demostraron una intensidad física altísima en cada acción.

El duelo prometía, más tras un primer cuarto en el que se marcaron ocho triples seguidos, tres para los de casa y cinco para los de Lugo. El marcador reflejaba un 12-17, todas las canastas menos dos habían sido de tres. Pero parece que ambos agotaron todo el acierto en esos minutos —el Leyma marcó tres más en todo el partido; el Breogán, cuatro—. Los visitantes, con el recital de inicio, empezaron a tomar ventaja, 14-22 al término del primer cuarto. Los naranjas fueron haciendo la goma. Cuando conseguían encadenar tres acciones seguidas buenas, se volvían a poner a la par. En cuando se desenchufaban, otra vez por detrás. El 35-39 al descanso no era para nada definitivo. Menos cuando al inicio del tercer parcial llegó la esperada reacción local. Un triple de Monaghan ponía a los coruñeses por delante (45-44). Pero justo después el base cometió su cuarta falta y el Leyma lo echó en falta. El Breogán estiró la ventaja (51-59) antes de afrontar los últimos diez minutos, donde el esperpento de los fallos por parte de ambos deslució el derbi.