Problemas a la vista. Un positivo en el Cáceres, hecho público ayer por el club extremeño, compromete el partido que tenía que disputar contra el Leyma Coruña el próximo día 11 correspondiente a la jornada ocho de la competición en la LEB Oro. Aunque el conjunto cacereño había anunciado el aplazamiento tanto de su compromiso de este fin de semana contra el Tizona Burgos como el de la siguiente frente a los coruñeses, posteriormente rectificó y explicó que solo está suspendido el primero mientras que el segundo pende de un hilo. Según el protocolo, el positivo obliga a guardar cuarentena de diez días al resto de integrantes del grupo, por lo que sería imposible disputar el encuentro del día 11 frente a los naranjas, aunque el Cáceres especificó después que estaba pendiente de confirmar lo que ocurrirá en las próximas jornadas.

Ya se sabía cuando empezó esta temporada que iba a hacer falta armarse de paciencia ante los continuos contratiempos que iban, inevitablemente, a ser el pan de cada día de todos los equipos. Los coruñeses ya vieron cómo, a pocas horas del estreno de la competición, se frustraba su encuentro contra el Tizona Burgos. Después le afectaron los casos en el Breogán en la tercera jornada. Y, ahora, el del Cáceres, de la ocho. Problemas para casi la mitad de los partidos. Siempre de los equipos contrarios, pero eso no significa nada porque le podría pasar a cualquiera.

El conjunto naranja, que precisamente el martes se había puesto al día al disputar el encuentro contra el Breogán, suspendido en la tercera jornada, sufre su tercer aplazamiento desde el inicio del curso. El equipo dirigido por Sergio García jugará el domingo contra el Palencia (Palacio de los Deportes de Riazor, 18.00 horas) y después tendría que esperar dos semanas antes de volver a la competición, ya para la novena jornada, que le enfrentará al Ourense en casa (día 18). Para cerrar 2020 quedaría la visita del Burgos al Palacio. Pero lo mejor es ir semana a semana, porque la planificación a largo plazo es prácticamente imposible con tantos parones. Al final, el que mejor se adapte a todo este sube y baja, será el que se lleve el gato al agua.