Finuco y Fausto, ayer en el muro de escalada del dique de abrigo. | // VÍCTOR ECHAVE

Los escaladores, miembros de AMI y representantes del Puerto y el Concello, ayer en el dique. | // V. ECHAVE

Miles de escaladores suben cada año los 914 metros que mide El Capitán, una pared de granito que se levanta imponente en el Parque Nacional Yosemite, en la cordillera de Sierra Nevada en el estado de California. Coronar su cima a través de sus dos caras principales es uno de los mayores desafíos que afrontan profesionales y aficionados. El Cap, como lo llaman los escaladores, guarda no pocos récords desde la primera vez que se ascendió The Nose, su ruta más popular, en 1958. Uno de esos hitos, apenas conocido, es del que todavía pueden presumir Fausto Blanco y Celso Finuco Martínez, quienes en 1983, con 16 y 17 años respectivamente, alcanzaron la cúspide en tres días. Ayer, Día Internacional de las Montañas, los dos subieron una distancia mucho más corta y sin cuerdas, los cinco metros del muro del dique de abrigo, que en este 2020 cumple 40 años de la primera vez que los aficionados a la escalada en la ciudad empezaron a utilizarlo para practicar y perfeccionar.

Blanco es monitor, secretario y tesorero de la escuela de la Agrupación de Montañeros Independientes (AMI) de A Coruña, de la que Martínez es presidente de honor; otro titán del alpinismo, Félix Criado (premio a la deportividad en la última Gala del Deporte da Coruña e a súa Comarca organizada por LA OPINIÓN), es el presidente. Los tres estuvieron ayer en el dique en el que supone el punto de partida del proyecto solidario Camina Escala Oriéntate, una iniciativa inclusiva de la Fundación Emalcsa.

Estaba previsto celebrar también un simbólico acto conmemorativo del Día de las Montañas, dedicado este año a la biodiversidad, con la recogida de residuos en el entorno náutico, pero la meteorología adversa y la imposibilidad de contar con niños como participantes obligó a posponerlo para otro momento. “La responsabilidad con el entorno es una máxima de los montañeros y aunque es de sentido común recoger lo que llevas contigo y dejar la naturaleza más limpia que como te la encuentras, nunca está de más recordarlo”, insistía ayer Blanco.

Allí, junto al muro en el que desde hace cuatro décadas se forman jóvenes escaladores y se entregan a su pasión por las montañas los más experimentados, Blanco y Martínez reivindicaron el récord de precocidad que tiene tallada la pared del Capitán. “Padres e hijos han subido The Nose, pero sumar en una cordada los 16 y 17 años que teníamos Fausto y yo cuando subimos en Yosemite por primera vez todavía no lo ha repetido nadie”, destaca Martínez.

Finuco y Fausto, que se habían conocido en la Organización Juvenil Española (OJE), se subieron por primera vez a un avión aquel lejano 1983. No sabían ni una palabra de inglés, pero nada les frenaba en su empeño por escalar el legendario Capitán. “Me pasé un año juntando dinero para el viaje y también nos ayudaron unas empresas”, recuerda el primero, que regresó a la cima el año siguiente por otra ruta, escaló otras históricas paredes de Yosemite, como la Midnight Lightning, pasó un año entero en Estados Unidos, su “sueño americano”, y volvió a colgarse de las paredes de Yosemite “unas veinte veces más”. Martínez, de 54 años, convirtió su pasión por la escalada en su forma de vida: ganó numerosas competiciones, se especializó en más de una modalidad, diseñó ropa y materiales de alpinismo y organizó encuentros deportivos relacionados con los deportes de montaña, como los Street Games Coruña en la explanada de O Parrote.

Blanco, de quien su amigo Finuco se tuvo que hacer responsable en 1983 por tener un año más, se reencontró con The Cap en 2003 junto a Félix Criado y en un grupo de cuatro escaladores y dice que espera volver otra vez. “Es una subida extenuante porque su verticalidad es casi continua, un desafío apasionante para todo montañero. La primera vez que la hicimos fue en tres jornadas, durmiendo en pequeñas repisas y con unos medios precarios, con material con el que hoy no te subes a ninguna cima. Cada vez que lo pienso… La segunda subida ya fue de un tirón y con medio y materiales más profesionales”, rememora con 53 años.

Aquella histórica subida al Capitán, para la que aquellos menores de edad carecieron de ayudas institucionales, no pasó en cambio inadvertida al Ayuntamiento: Francisco Vázquez recibió a los chicos como si fueran héroes, recordaba ayer Finuco Martínez.

La cita de ayer en el dique sirvió además para instalar junto a la pared del dique una plaza que señaliza el uso de ese muro como zona de práctica y entrenamiento para los escaladores. Conviene indicarlo, coinciden Finuco y Fausto, porque desde que el carril para bicicletas recorre el espigón de punta a punta ciclistas y arañas humanas corren el riesgo de tropezarse en plena acción. Representantes de la Autoridad Portuaria y del Concello —los ediles de Turismo y Deportes, Juan Ignacio Borrego y Mónica Martínez— compartieron allí los recuerdos de Yosemite y el Capitán.