La suspensión del deporte autonómico ordenada por la Xunta de Galicia esta semana ha dejado en una situación especialmente delicada al fútbol que estaba a punto de poner en marcha sus competiciones. El 31 de enero era la fecha que la Federación Gallega había marcado como de inicio para la Preferente. A partir de ahí irían el resto de los torneos que movilizan a casi todas las licencias que hay en la comunidad.

La incertidumbre vuelve a cubrirlo todo. Es imposible calcular cuándo podrían arrancar las ligas y según avanzan las semanas menos tiempo hay para organizar unas ligas mínimamente dignas. A este asunto y otros se refirió Rafael Louzán, presidente de la Federación Gallega, en la comparecencia de ayer ante los medios de comunicación. Louzán pidió “prudencia” por encima de todas las cosas y recordó que Galicia era una de las tres comunidades que no habían puesto en marcha su fútbol autonómico precisamente por esa intención de ser cautos en la toma de decisiones.

Louzán aseguró que “nos toca esperar antes de tomar decisiones. Esta situación no sabemos lo que va a durar. Como mínimo tendremos que aguardar dos o cuatro semanas. Entonces nos reuniremos y decidiremos”. El presidente asume que la falta de tiempo podría llevar a diferentes escenarios, entre ellos el de la cancelación definitiva de todo el fútbol autonómico, la remodelación de las competiciones o incluso estirar las temporadas hasta el verano. En este sentido el secretario general, Diego Batalla, puntualizó que sería posible “ocupar el mes de julio invadiendo la próxima temporada”.

El presidente de la Federación Gallega también apuntó a que hoy viernes han sido convocados a una reunión por la Federación Española de Fútbol y no descartó que se pudiese debatir sobre la posibilidad de suspender la Segunda B y la Tercera División. Este extremo fue negado desde la Federación Española. Se hablará de la situación, pero en la mesa en estos momentos no se plantean esa posibilidad.