El Liceo duerme con los deberes hechos. Solidez defensiva, hecho. Ritmo galopante, hecho. Presión alta, hecho. Perfeccionamiento del juego combinativo, hecho. Y como resultado de todo esto, lo más importante. Victoria contra el Voltregá, hecho. Tres puntos más y ya van 52, los mismos que tiene el Barça, que juega mañana en Noia. Los verdiblancos no bajan los brazos. Todo lo contrario. Han reaccionado al bache con más trabajo y este empieza a dar sus frutos. Aunque la segunda parte se descontroló un poco, con menos movimiento de la bola, la primera parte fue casi perfecta en planteamiento y ejecución. Solo Blai Roca evitó una goleada de otra época.

No lo borra ni la bronca inicial que Carles Grau tuvo que echarle a sus compañeros nada más empezar. Dos despistes, seguro lo que acababa de decirles Juan Copa que no podían hacer, y primer susto que se quedó solo en eso gracias al palo y la intervención del portero, que abría los brazos e intercambiaba palabras con Roberto di Benedetto. Bien por eso o bien porque entraron en calor, la reacción fue inmediata con tres ocasiones seguidas y solo los reflejos de gato de Blai Roca impidieron el gol. Al Liceo solo le estaba fallando el último remate, con una colección de asistencias al segundo palo a las que solo le faltó empujarlas por dentro. Lo bueno era la creación. Los verdiblancos estaban encontrando con mucha facilidad los espacios a la espalda de la defensa rival, entrando con potencia por el centro y con la jugada desde detrás de la portería cada ve más perfeccionada.

Tanto lo intentaron que en el minuto 8 encontraron el premio, con un poco de suerte, con una jugada por un costado de Jordi Adroher que centró y la bola dio en un stick rival y batió a Roca. Con el 1-0 el dominio de los locales subió enteros. Salvo algún desajuste defensivo, como el que dejó solo en la frontal a Rovira, Grau prácticamente no tuvo más trabajo en la primera parte. La bola casi no pasaba de la media pista, con una presión muy alta en la que hay que destacar a Maxi Oruste, que si perdía la posesión al segundo la estaba recuperando. Los goles caían por cuestión de insistencia. El segundo fue también de Jordi Adroher en una contra tuya y mía con Roberto di Benedetto en la que finalmente se la jugó con acierto el 77 con un potente disparo. Y el tercero, para Marc Grau. Segunda jornada seguida que marca. Importantísimo para el Liceo.

El partido se fue 3-0 al descanso pero esa sensación de dominio absoluto se difuminó en el arranque de la segunda parte. El Voltregá también quería demostrar que no había viajado a A Coruña de paseo. Echó el resto. Gerard Rovira ya había hecho de las suyas y pudo haber firmado el gol de la jornada tras irse de todos y plantarse frente a Grau, picar la bola y sorprender por alto al meta. Solo lo frenó el palo y después la bola quedó detrás del cuerpo del portero sin traspasar la línea. Forzó unas cuanta más. Pero su resistencia duró hasta el minuto 35, cuando el mismo Rovira vio azul. Jordi Adroher, con su magia habitual desde la directa, hizo el cuarto y finiquitó el partido, por más que al minuto el Voltregá recortase con un penalti de Molas. A los visitantes les fueron pesando los minutos —con solo dos recambios, Vargas no jugó y Palazón se lesionó— y el Liceo no aprovechó otra directa de Adroher y un penalti de Torres. Tampoco hacía falta hacer sangre. El objetivo estaba cumplido. Ganar. Y dejar la pelota sobre el tejado del Barça.