La igualdad en el deporte no existe. Todavía quedan muchos pasos hacia la equiparación total, pero parte del camino ya se ha andado. Solo hay que mirar para atrás. Hace una, dos o tres generaciones de mujeres deportistas, las pioneras tuvieron que romper muros, barreras y prejuicios que a día de hoy están, salvo excepciones, completamente extirpados de la sociedad. Desde tener que esconderse de la familia a que no hubiera ni ropa ni zapatillas adaptadas al cuerpo femenino. Y eso que en A Coruña hay una larga tradición de equipos que abrieron la senda. Estuvieron el Karbo, el Sal Lence, el Medina, el Santa Lucía y la Hípica. Y están el Dépor Abanca, el Viaxes Amarelle, el CRAT y el Borbolla. Cuatro representantes en las máximas categorías de sus disciplinas que siguen reclamando su espacio en un movimiento imparable.

“Se van dando pasos pequeños, pero lo importante es no dejar de darlos”, resume María Bardanca. Ella habla desde la experiencia de comparar el panorama de cuando jugaba a cómo es ahora. “Empecé a jugar en Carballo, en la calle y solo éramos dos niñas, así que no tenía equipo hasta que a los 17 me vino a buscar Víctor Sieiro para el Sal Lence”, recuerda. Unos inicios que comparte con otras que como ella rompieron barreras en su tiempo. Elena Roca no encontró el rugby hasta la universidad, lo mismo que le pasó a Cristina Fernández con el hockey sobre patines. Para Ana Sánchez, que empezó a jugar a baloncesto en el colegio antes de pasar al Medina, y Pili Pardo, que se inició en el hockey hierba de la mano del campeón Santa Lucía. Por eso miran con “envidia sana” a las nuevas generaciones”, que desde pequeñas ya han estado en contacto con el deporte.

“Por fortuna, han cambiado mucho las cosas”, reflexiona Cristina Fernández, que fue campeona del mundo en los años 90. De su paso por la selección española recuerda un detalle: “No teníamos ni ropa propia. Llevábamos la equipación de los chicos, con varias vueltas en el pantalón y las medias que nos quedaban larguísimas”. Por eso cree que para que el deporte femenino siga creciendo es fundamental que haya clubes que quieran apostar por ellas. “Desde que llegamos la nueva junta directiva del Liceo lo tuvimos claro que era una de nuestras prioridades, tener las mismas ganas de tener un equipo femenino que uno masculino”, desvela. En ese sentido Bardanca también observa la evolución en el Viaxes Amarelle, con el que colabora: “Antes estaba Víctor Sieiro para hacerlo todo y en el Amarelle hay la estructura de un club profesional, incluso con psicólogo”.

“Yo se lo digo a mis jugadoras”, reconoce Roca, “son unas privilegiadas. Solo tienen que llegar, jugar y marcharse porque tienen toda una estructura del club trabajando para ellas”. En su caso, eran las propias jugadoras las que salían a buscar patrocinadores y visibilidad, incluso jugadoras. “Para los partidos teníamos las quince justas y porque íbamos detrás de ellas”, dice. Un esfuerzo que con el paso de los años las convirtió en una referencia nacional.

Menos barreras se encontraron Ana Sánchez y Pili Pardo, respaldadas por sus familias y también después por los que se convertirían en sus parejas. La jugadora de baloncesto señala como uno de los principales inconvenientes la condición de deporte amateur que se le daba a las chicas a pesar de que el Medina era campeón y fue el primer equipo gallego en disputar la competición europea. “Viajábamos en autobús, en tren, incluso en taxis”, explica para quien su contacto con el balón empezó en el colegio y que cree que la clave está en el trabajo con la base. Nunca se sintieron incomodadas, aunque en ese sentido Bardanca sí que dice era diferente la mentalidad de la ciudad que la de pueblo. “Estuve tres años ocultando la mochila a mi padre, él creía que iba a la biblioteca”, desvela. “En el equipo siempre había alguna que le pedía a otra que se llevara su mochila para disimular”, aporta Roca. “Si jugabas sabías a lo que te exponías, era casi un sinónimo de que te insultaran y tenías que tener mucho carácter y tener muy claro que no hacías nada malo para que no te afectara”, insiste la ex del Sal Lence. “Comentarios siempre hay”, responde Roca. Pero muchos prejuicios ya están superados. “Antes las niñas iban a patinaje y los niños a hockey. De hecho cuando empezó en el cole el hockey, solo era para niños”, recuerda Fernández.

Las cinco dejaron el testigo que en la actualidad recogen unas jugadoras que, conscientes de ello, no se conforman y buscan todavía más en el camino hacia la igualdad. Ellas ya forman parte de una generación que desde pequeñas ya han tenido vínculo con el deporte. Lola Snell, del Escola de hockey hierba, con 14 años ya es campeona de España. María Sanjurjo, que dio sus primeros pasos sobre patines en el colegio Dominicos hasta llegar a ser campeona del mundo. Alejandra Fernández, con apenas 18, ya es una de las promesas del rugby tanto para el CRAT como para la selección española. María Gómez despunta en Primera División de fútbol sala con el Viaxes Amarelle y Eugenia Filgueira lo hace con el Maristas en la Liga 2 de baloncesto. Distintos deportes, distintas pelotas y distintas edades, pero todas con el mismo objetivo. Ahora les toca a ellas, que ya gozaron de más posibilidades, romper con las siguientes barreras. Más visibilidad. Más patrocinios. Igualdad de trato. De sueldos. Detalles que suman y cuentan. El objetivo todavía está lejos, pero cada vez más cerca. Así que insisten en que lo fundamental es no parar ahora que la senda ya está abierta.

Claves

Eugenia Filgueira juega en el Maristas

- La jugadora coruñesa es una de las integrantes del equipo coruñés que está a punto de confirmar su permanencia en la segunda categoría nacional

Ana Sánchez formó parte del Medina

- Pusieron cara al deporte femenino y demostraron que las mujeres también podían jugar al baloncesto. Hicieron historia con sus títulos

Dos generaciones, mismos problemas

- Sánchez cuenta que eran amateurs, que no cobraban y que los viajes eran largos e incómodos; Eugenia dice que no ha cambiado mucho, hasta hace poco el equipo se desplazaba a los partidos en furgoneta conducida por el entrenador, aunque en las últimas temporadas, con el ascenso a Liga Femenina 2, mejoraron los desplazamientos, algunos los realizan incluso en avión

Muchas fichas de niñas

- Ana Sánchez insiste en que hay que trabajar más con la base y Eugenia cree que hay que aprovechar que el baloncesto femenino mueve muchas niñas

Alejandra Fernández y Elena Roca se pasan el balón en el campo de Elviña, donde juega el CRAT. | // VÍCTOR ECHAVE

Claves

Alejandra Fernández, el futuro

- Solo tiene 18 años y es el futuro del rugby que en A Coruña tradicionalmente ha dado a algunas de las mejores jugadoras a nivel nacional

Elena Roca, pionera en el oval

- Llegó tarde al deporte del oval, ya en la universidad, y con unos comienzos duros se convirtió en la primera internacional gallega

“Ahora son unas privilegiadas”

- La actual entrenadora del CRAT le dice a sus jugadoras que en su época tenían que salir a buscar patrocinadores e incluso jugadoras y que ahora solo tienen que entrenarse, jugar y marcharse, con toda una estructura de club a su alrededor y que dentro de la situación de falta de igualdad entre el deporte masculino y femenino, que disfruten de esta condición

Más visibilidad y patrocinios

- La situación de la mujer en el rugby ha mejorado mucho pero aún queda camino. Visibilidad y más patrocinios, pide Elena Roca para las suyas

María Gómez y María Bardanca, con la equipación del Viaxes Amarelle. | // CARLOS PARDELLAS

Claves

María Gómez, jugadora del Viaxes Amarelle

- Lleva el brazalete de capitana y cada jornada se deja todo en la pista para luchar por la permanencia del equipo coruñés, heredero del laureado Sal Lence, en la máxima categoría

María Bardanca, estrella del Sal Lence

- Fue una de las jugadoras más destacadas de un equipo que marcó una época y ahora colabora con el Amarelle

Inicios duros, presente prometedor

- Bardanca le ocultó a su padre durante tres años la mochila de fútbol. Solo dos niñas del pueblo jugaban y ella hasta los 17 años no pudo estar federada. Por eso ve con “envidia sana” a las nuevas generaciones como María, con todas las posibilidades para crecer y con los prejuicios ya derribados

Lola Snell y Pili Pardo, en un entrenamiento del Escola de hockey hierba. | // CARLOS PARDELLAS

Claves

Lola Snell, 14 años y ya campeona de España

- Las nuevas generaciones de hockey hierba vienen pisando fuerte y Lola Snell, del Escola, es uno de los ejemplos de esta evolución deportiva

Pili Pardo, heredera del Santa Lucía

- Se alistó en el equipo un año después de que fueran campeonas y con 60 años sigue practicando deporte con los veteranos y se mantiene como una de las entrenadoras en el Escola

Más niñas y más jóvenes

- Pili Pardo nunca encontró barreras para practicar deporte, aunque sí reconoce que cuando empezó no había categorías inferiores y ahora las niñas ya pueden empezar desde más pequeñas

Cristina Fernández junto a Maria Sanjurjo, cuando esta fue campeona del mundo en 2019. | // VÍCTOR ECHAVE

Claves

Cristina Fernández, pionera en el INEF

- Tenía ya 23 años cuando Fernández tuvo su primer contacto con el hockey, en a universidad, de la mano de Alberto Areces, creador del primer equipo femenino en A Coruña

María Sanjurjo, un talento precoz

- Con apenas 12 años, jugando con niños, la jugadora entonces del Liceo ya llamaba la atención y apuntaba a lo que es, una de las mejores jugadoras de España

Los niños a hockey y las niñas a patinaje

- Durante mucho tiempo las niñas solo podían acceder a las clases de patinaje y tenían vetado su presencia en las de hockey. Pero también a viceversa. Hoy en día, salvo excepciones, es un pensamiento ya dejado atrás