Parecía que las aguas volvían a su cauce en el selectivo del K4 500 metros español que tiene que competir este verano en los Juegos Olímpicos de Tokio con la vuelta ayer a las pruebas en el embalse de Trasona y el test realizado por la formación de Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. Pero la baja médica pedida por Cristian Toro y Carlos Garrote, que alegaron no estar en condiciones de competir por la tensión acumulada en los últimos días, amenaza con prolongar la tormenta de acusaciones de favoritismo y manipulación en la que se ha visto envuelto el coruñés Arévalo, ganador del selectivo del K1 200, el mejor en todos los test realizados e integrante de las tres embarcaciones que competían por ir a Tokio. El proceso de selección, difícil, farragoso y mal planteado según José Manuel Sánchez, medallista internacional coruñés en la modalidad de maratón, es parte del problema, asegura, y defiende que, pase lo que pase su paisano tiene que ser uno de los elegidos. “Él lo ha demostrado en el agua, fue el mejor en los test de 200 y en los de 400. Se merece estar en los Juegos. Los demás que se busquen la vida”, indica y señala que el del Ría de Betanzos es el “más polifacético” de los seis contendientes “porque puede ir en cualquiera de los cuatro asientos”.

La intención de la Federación Española de Piragüismo es formar el mejor K4 posible para que luche por las medallas olímpicas, que se alejan cada día mientras suena la polémica. “Para un buen K4 hace falta unos puntos fuertes como la salida, el ritmo y la llegada”, explica Sánchez, que cree que el principal error está en cómo estaba planteado el selectivo. “Es imposible que durante una semana se mantengan todas las condiciones iguales. Un día uno no duerme bien, otro calienta peor... y llevan una semana compitiendo a la máxima intensidad, no se puede mantener el nivel igual todos los días”, defiende. “El selectivo no era del gusto de todos. Pero lo que no se puede hacer es protestar a posteriori, cuando has perdido”, añade. Para el oleirense, es normal que Toro y Garrote, los supuestamente perjudicados, partieran con cierta desventaja. “Ellos aceptaron las reglas de juego e intentaban meterse en el K4 subcampeón del mundo. Y no es fácil. Porque si son subcampeones, solo por detrás de Alemania, que no ha perdido desde la reunificación, es por algo”, analiza y pronostica que todo quedará como estaba: “Yo creo que van a ir los cuatro de 2019 y que esto los unirá todavía más”.

La Federación Española de Piragüismo, por medio de su presidente Pedro Pablo Barrios, intentó mandar un mensaje de “tranquilidad” y expresó su “confianza absoluta” en el seleccionador Miguel García, para quien exigió “respeto” por ser un técnico de “prestigio impresionante”. Asimismo, reclamó respeto para los deportistas, a los que considera “seis monstruos del piragüismo”, como “les avalan los resultados conseguidos por todos ellos, y que están viviendo un momento de alta intensidad emocional porque solo cuatro de los seis podrán acudir a los Juegos”. El antecesor de Barrios, Juan José Román Mangas, es uno de los auspiciadores de la teoría de la conspiración y su hermano José Andrés es el director técnico del Fluvial de Lugo, club de Cristian Toro, otro de los implicados en las protestas. Y ambos son zamoranos, igual que Carlos Garrote.