A Primoz Roglic no le sienta bien el color amarillo. En un año ha perdido tres carreras vestido con este color en el último momento: el Critérium Dauphiné, el Tour de Francia y ayer la París-Niza, que tenía amarrada tras tres victorias y un dominio de rey absolutista. En agosto del año pasado se cayó el penúltimo día del Dauphiné y tuvo que abandonar. En el Tour, en la contrarreloj final, Tadej Pogacar lo noqueó y ayer primero una caída y luego una avería lo apartaron de la victoria, en una etapa que no era gran cosa y en la que no habría tenido problemas de no haber sufrido percances o tenido a gregarios.

Pero a la hora de la verdad se quedó solo ante un pelotón enfurecido en el que todos daban relevos porque unos querían la victoria final (el Bora con Max Schachmann, dos París-Niza consecutivas); otros, el podio (el Astana situó segundo y tercero a Aleksandr Vlasov y a Ion Izagirre) y hasta el EF y el Cofidis luchaban por el triunfo de etapa con Magnus Cort o Christophe Laporte (primero y segundo en la meta). Demasiados enemigos. Hasta estaba por delante el suizo Giro Mäder, al que Roglic privó de la victoria el sábado al superarlo solo a 25 metros de la llegada. Con una lectura que habla de que en el ciclismo siempre es mejor tener amigos en el pelotón porque nadie, y Roglic fue la evidencia, está libre de una caída o avería, de la primera a la 15 plaza de la general final. A veces conviene correr más con la cabeza que con las piernas. Por si acaso.

Si a Roglic no le sienta bien el amarillo, a su compatriota Tadej Pogacar le van todos los colores. Por ejemplo, el azul que identifica al primero de la clasificación general de la Tirreno-Adriático. Fue segundo en una etapa simplemente espectacular donde Mathieu van der Poel, que se tomó la jornada reina del sábado en plan relajación, decidió atacar a todos, casi a sí mismo. Más de 50 kilómetros en fuga sin que nadie pudiera darle caza. Hasta que Pogacar arrancó a una quincena de kilómetros para meta y llegó a 10 segundos del fenómeno neerlandés.

¿Pudo pillarlo? Pogacar se conformó con sacar más de dos minutos a todos los rivales de la general y tal vez no quiso enfurecer a Van der Poel porque sabe que en el Tour, seguramente, actuará igual. Se desentenderá de la general y luchará por exhibiciones como la de ayer.