El Maristas quería sorprender ayer al Celta para poner la guinda a su despedida con honores de la temporada, gracias a haber logrado la permanencia, en Liga Femenina 2. Pero se dio de bruces con la realidad, la que marca la vida de dos equipos bien diferentes, uno con el peso y la tradición del vigués, que quiere regresar a la máxima categoría, y el otro más modesto, pero peleón. La relajación de haber alcanzado el objetivo hace una semana puso el resto. Las coruñesas ya no se jugaban nada y solo quedaba disfrutar del último partido.

Este no tuvo mucha historia, si bien el Maristas intentó aguantar en el primer cuarto (20-13). Pero el parcial del segundo, en el que las colegiales solo pudieron anotar 6 puntos en diez minutos, dejó todo más que sentenciado al descanso, 38-19. El Celta doblaba los puntos de las visitantes, que aunque estuvieron bien en el tercero, tampoco pudieron seguir el ritmo anotador de su rival. En el cuarto, con todo ya perdido, Jorge Carreira incluso pudo hacer debutar a varias canteranas. Un premio y un ejemplo de los valores del Maristas.