El Benfica destrozó el sueño del Liceo. El empate contra el Barcelona del día anterior había disparado la ilusión, pero los lisboetas se encargaron de despertar del suelo europeo a los verdiblancos. Pero qué bonito fue el sueño mientras duró, apenas 24 horas aunque finalmente se convirtiera en pesadilla. Se sabía que superar el reto era complicado, tanto, que había que inventar una palabra nueva para definirlo o sino recurrir directamente al milagro. El Liceo se había vaciado contra el Barcelona y le faltó chispa. El Benfica, más descansado, fue superior, pero el castigo fue excesivo para los coruñeses. Inmerecido. A unos no les salió nada —fallaron dos penaltis y una directa— mientras que los portugueses convirtieron en gol un porcentaje elevadísimo de sus ocasiones. Tuvieron muchas, eso es cierto. Maestros tiralíneas en las contras. Metralletas en los sticks. Y de hierro en la defensa. Unas águilas intratables con encima esa dosis de suerte necesaria y que hoy se jugarán el pase a la final a cuatro con el Barcelona. Con el Reus, el Noia y el Liceo ya eliminados, el hockey portugués confirma su supremacía amenazando con una final íntegramente lusa.

Para el Liceo el partido comenzó fuera de la pista, cuando durante el calentamiento el que es el jugador más carismático del Benfica en los últimos años, el argentino Carlos Nicolía, tomaba tranquilamente mate sentado en las gradas mientras sus compañeros calentaban sobre el parqué del pabellón. Su técnico, Alejandro Domínguez, con el que ha tenido sus más y sus menos a lo largo de la temporada, había decidido no contar con él ni para medirse al Liceo ayer ni hoyal Barcelona. Pese a su ausencia, la plantilla bermellona asustaba. Y cuando la bola echó a rodar, acribillaron por insistencia a los verdiblancos. El conjunto de Juan Copa se vio desbordado de inicio, repeliendo bolas como bien podía. Pero siempre había un jugador del Benfica para una segunda o tercera oportunidad, varias opciones por cada uno de los ataques. Carles Grau se tuvo que esmerar. Aunque le tocó ser protagonista del primer gol. Los árbitros señalaron retención del portero, el banquillo liceísta reclamó falta. Pero la pena máxima ya no se cambiaba y Diogo Rafael fusiló.

Demasiado pronto se le puso en contra el partido. No entraba en los planes. Y aunque el Liceo pudo haber empatado, con una buena asistencia de Jordi Adroher para David Torres, las ocasiones seguían siendo de los portugueses, con un rotundo peligro a la contra. Así llegó el segundo, de Valter Neves, obra de tiralíneas que le dejó solo en el segundo palo para empujarla. Endiablada velocidad de las águilas rojas. Les salía todo y el Liceo en cambio pecaba de falta de gol. De esos días en los que parece que la bola se ha puesto en tu contra y no le da la gana de entrar. Tuvo un penalti César Carballeira. Si contra el Barça lo había marcado, ayer no pudo repetir acierto. Pero el conjunto de Juan Copa reaccionaba. El Benfica ya no estaba tan cómodo y los verdiblancos daban muestras de que también estaban sobre la pista. Lo que confirmó el misil con el que Roberto di Benedetto recortó distancias y puso el 1-2. Ahí todavía había esperanzas. Juan Copa se giró enrabietado y lo celebró con el banquillo. Parecía que había partido. Pero el Benfica estaba empeñado en devolver a la realidad a los verdes. Con los goles de Pinto y Rafael, inspiradísimo, puso tierra de por medio antes del descanso.

Los planes de Copa eran ir a un marcador corto. Ya no se estaban cumpliendo. Defendió más unido el Liceo en el segundo tiempo. Aguantó trece minutos sin encajar. Pero lo que más le estaba costando era crear peligro. Siempre había un stick rival para frenarle, acompañado por el alboroto intimidante desde el banquillo. Tampoco entraba la bola parada. Jordi Adroher no pudo marcar ni de penalti ni de directa. Por lo menos Grau paró una directa a Lucas Ordóñez. Pero no un nuevo penalti a Diogo Rafael, con un cien por cien de efectividad. Era el quinto y a la contra llegarían otros dos más, uno para Sergi Aragonés y otro para Gonçalo Pinto. Siete. Maquilló al final Marc Grau. Fue como la pesadilla del partido contra el Barcelona en el Palacio de los Deportes de Riazor de hace un par de meses. Y también de ese bache se recuperó el Liceo. Y de Luso tiene que salir reforzado. Prácticamente no se podía hacer más. Y todavía tiene objetivos por los que luchar.