Lucía Varela (A Coruña, 2003) dice estar “viviendo un sueño”. La jugadora coruñesa, que aún no ha cumplido los 18 años, dio este año el salto al voleibol profesional y ya se ha proclamado campeona de la Superliga con el Olímpico y acaba de conseguir la clasificación para el Campeonato de Europa con la selección española. “Yo solo buscaba seguir mejorando, aprender... y me he encontrado con todo esto el primer año”. Lo dice así, como si el éxito fuera fruto de la casualidad. Pero no hay gloria sin trabajo y sacrificio detrás. Y es que a pesar de su juventud lleva ya tres años fuera de casa. El presente en Las Palmas y los dos anteriores en Soria en la concentración permanente de la selección española juvenil. Por no hablar de que por Austria y Grecia, sedes del Preeuropeo en las dos últimas semanas, tuvo que pasear los apuntes porque en unos días tendrá que enfrentarse a otro tipo de reto: la selectividad.

La selección española de voleibol, con Lucía Varela con el número 12. | // RFEV

“Lo llevo bien, por suerte no tengo mucha dificultad para estudiar”, admite. Más complicado fue el test del Preeuropeo. “Sabíamos que Austria iba a ser nuestro rival”, analiza sobre el torneo en el que España estaba encuadrada con Grecia, Austria y Noruega y pasaban los dos primeros. “Austria era el equipo con un nivel más parecido al nuestro así que estábamos muy concienciadas en ese partido”, continúa. “Grecia ya era diferente, porque eran superiores, pero me encantó porque pude jugar contra jugadoras muy buenas”, dice. Con el billete para el Europeo en la mano, espera seguir siendo una de las elegidas por Pascual Saurín. “Espero, espero. Me encantaría ir porque estaría jugando contra jugadoras que siempre han sido mis ídolos. Pero el nivel... Italia, Serbia... están en otro mundo”, añade. Después de salir como titular en todos los partidos de la selección en el Preeuropeo, sería raro que no estuviera en la lista definitiva para una competición que se disputará del 15 al 30 de agosto. Aunque sus compañeras siguen concentradas mientras ella ha tenido que volver a Las Palmas y abandonar los entrenamientos precisamente para también asegurar su futuro académico.

Varela empezó a jugar a los 10 años en el colegio Calasancias, justo después de dejar el baloncesto. “No me gustaba demasiado”, reconoce. Con su altura, estaba destinada a un deporte en el que los centímetros fueran una condición indispensable. “Cuando tenía 12 años ya medía 1.80”, apunta. Lo intentó con la canasta hasta el que el voleibol llamó a su puerta. “Mis amigas ya jugaban y eso ayudó”, recuerda. El club Padre Faustino, que desde hace años hace un trabajo fantástico con la cantera, se dio cuenta enseguida de que tenía entre manos un diamante en bruto. “Al ser alta, me dieron bastante caña y trabajaron mucho conmigo”, añade. No fue un inicio tardío, pero llevaba menos que el resto y tenía que ponerse al día. Sus condiciones naturales no pasaron desapercibidas y todavía seguiría creciendo hasta llegar a los 197 centímetros con los que ahora es el techo de la selección española y a segunda jugadora más alta de toda la competición nacional.

De Calasancias pasó a Soria, en la concentración permanente de la selección española juvenil, donde estuvo dos temporadas, aunque todavía podía seguir compitiendo con el equipo de su ciudad. De hecho, forma parte de una generación de oro que culminó su etapa de formación con un oro histórico en el Campeonato de España juvenil. Otras integrantes de esa formación, de hecho, ya han dado el paso a la Superliga como es el caso de Marta Otero, en el Emevé de Lugo. “En A Coruña hay mucho nivel en voleibol”, valora.

De hecho, comparte equipo en Las Palmas con la máxima representante de este deporte de la ciudad, Helia González, considerada una de las mejores jugadoras españolas de todos los tiempos. “Es increíble, aprendes tanto de ella... siempre te gusta que haya deportistas de tu ciudad que destaquen en algo y en el nuestro tenemos a la mejor”. La veterana jugadora, de hecho, ya se había retirado de la selección pero regresó para el Preeuropeo debido a las lesiones de otras jugadoras importantes, y cumplió con su rol desde el banquillo, como una más, animando y dejando el primer plano para las que serán el futuro. Una de ellas, la propia Lucía Varela. “No sé qué me depararán los próximos años”, explica, madura para sus 17 años, casi 18. “De momento, prefiero centrarme en lo que estoy viviendo ahora, que ya es mucho”. Presente de una jugadora con mucho futuro.