Doce meses. Doce apóstoles. Doce caballeros de la mesa redonda. Y doce jugadores de tenis de mesa adaptado que desde mañana hasta el sábado lucharán en el Preolímpico, que se disputa en Eslovenia, para lograr el único billete en juego para Tokio. Ese es el objetivo de Alberto Seoane. Un año y tres meses después de su última competición, el coruñés viaja con las ideas muy claras, preparado y en un gran estado de forma. “Físicamente bien, mentalmente bien, técnicamente bien y tácticamente bien”, escribió en sus redes sociales. Llegar a los que serían sus segundos Juegos no es fácil, pero va a poner todo de su parte para, tras unas temporadas muy complicados a nivel personal, dedicarle la victoria a sus padres, a los que perdió en los dos últimos años.

“Lo que tengo que hacer es ganar el torneo”, resume sobre sus opciones de estar en Tokio, es decir, una entre doce: “Hay una plaza, solo una, y somos doce, así que si quiero estar en los Juegos no me queda otra que ganar”. El jugador, que entrena en el CAR de Sant Cugat, todavía no tiene muy claro a qué formato se enfrentará en Eslovenia. “En teoría hay primero una fase de grupos y después eliminatorias. Pero no sé muy bien por qué aún no está muy claro si será así o con eliminatorias directas”, explica. Seoane partirá como el cabeza de serie número tres, por lo que opina que este último formato no le beneficiaría: “Seguramente no jugaría la primera y eso sería peor porque mi rival ya estaría rodado. Además la fase de grupos de da más tranquilidad, empiezas a jugar con menos presión en ese primer partido, que siempre es el más difícil”.

Sobre todo teniendo en cuenta la falta de competición, aunque eso es bastante parecido para todos porque el circuito internacional ha estado completamente parado desde el 8 de marzo de 2020, cuando se disputó el último torneo antes de que decretara el confinamiento y se fueran suspendiendo todas las citas. La semana pasada estaba previsto que se disputara un torneo internacional en el mismo escenario esloveno, pero finalmente fue cancelado. “Todo lo que fuera jugar antes estaría bien, pero también beneficiaría al resto, así que nunca se sabe”, indica, ya que en su caso, además, justo antes de la pandemia ya había pasado por un largo período de inactividad por una lesión de rodilla que dice ya superada. “No podemos hacer nada porque la decisión fue suspenderlo, así que mejor no pensar en ello. Lo único en lo que hay que pensar es en ir hacia adelante y que venga lo que sea”, reflexiona.

La presión es enorme. “No te puedes permitir ningún fallo”, reconoce. “Con tanto tiempo de inactividad, costará el coger las sensaciones. Esperemos poder cogerlas pronto porque me la juego todo en un solo torneo y la presión es enorme, pero es para todos igual. El que mejor la maneje será el que se lleve la plaza”, analiza. Todos los rivales, además, se conocen bien. “Hemos jugado varias veces, a todos les he ganado, y ellos a mí también. De los doce que iremos yo creo que la plaza estará entre cuatro o cinco”.

Alberto Seoane compitió en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, en los que rozó las medallas. En la modalidad individual, perdió en cuartos de final en un partido muy igualado, quedándose así a las puertas del podio, pero con un diploma olímpico como nada desdeñable premio de consolación. Quizás la mayor espina fuera en la prueba por equipos ya que España es una potencia que podía haber aspirado a más —de hecho al año siguiente se proclamarían campeones del mundo, con el jugador del Club del Mar formando parte del equipo—, pero de nuevo se encontró con el tope de los cuartos de final. Como resultado final, dos diplomas y todas las ganas de volver.