A nadie le extraña que en el cuerpo técnico de un equipo, o de un deportista de alto nivel, acompañen al entrenador un preparador físico, encargado del perfeccionamiento de esa faceta, asistentes tácticos o específicos como los que se encargan de los porteros, e incluso nutricionistas. Sin embargo, la figura del psicólogo deportivo, tan de actualidad por lo ocurrido con Simone Biles en los Juegos Olímpicos, todavía sigue siendo la gran ignorada y a veces incluso estigmatizada, como si fuera un síntoma de debilidad. Tabúes que poco a poco se van superando para encontrarse con la realidad: son una herramienta más hacia la excelencia en el deporte. El Liceo acudió a Jacobo Ceide, con experiencia en el Deportivo y el Viaxes Amarelle, para afrontar la Copa del Rey con la que finalizaba la temporada pasada. El resultado no pudo ser mejor porque los verdiblancos se proclamaron campeones ante su afición derrotando al Barcelona en la final. Ambas partes han decidido prolongar su relación. No se trata, insiste, de apagar ningún fuego. Gestionar la ansiedad, afianzar la cohesión de un grupo e incrementar la confianza y seguridad son claves para competir al máximo de las capacidades. Tanto como el estado físico. Y cada vez es más una evidencia.

Jacobo Ceide. | // LA OPINIÓN

“En la Copa del Rey hicimos un trabajo de cohesión grupal de cara a una competición muy concreta, que el hecho de que se jugaba en casa podía provocar también cierta presión por las expectativas que estaban puestas sobre nosotros”, recuerda sobre sus funciones en el Liceo. Uno de los puntos vulnerables del equipo era la bola parada. Jordi Adroher había encadenado una racha de fallos impropia de su nivel. Pero llegó el día de la final y marcó las dos que tuvo —y César Carballeira un penalti—, para lo que hace falta una enorme seguridad. “Los penaltis y faltas directas son una acción muy concreta del juego. Hay que evaluar si hay falta de confianza o no. Lo que mejor funciona es la visualización y recrear las sensaciones, ponerte en situación de competición, y eso incrementa la confianza para cuando llegue el partido ser capaz de meter las directas. De alguna manera es como que ya has sido capaz de meterlas en tu cabeza y será lo mismo cuando sea de verdad”, indica Ceide, que por secreto profesional no puede indicar qué es lo que funcionó con el 77: “Partimos de que Jordi es un fenómeno, que así todo es más fácil. Y él tenía la confianza en sí mismo de que cuando llegara el momento iban a entrar, y así fue”.

Jacobo Ceide será una herramienta más para Juan Copa, que ya de por sí se caracteriza por acertar con la tecla que tiene que tocar para conectar con sus jugadores. “Es un entrenador que sabe sacar lo mejor de cada uno”, reconoce el psicólogo, “mi trabajo y el suyo son complementarios”. “El entrenador tiene una labor fundamental en la gestión del grupo”, continúa, “tanto con las charlas grupales como individualmente motivar a cada jugador, y yo soy una ayuda para él, para que saque el mayor rendimiento a eso”. Y en este sentido, la comunicación es uno de los aspectos clave en el liderazgo y en la que Ceide también puede prestar sus servicios para maximizar la efectividad. “Un entrenador líder como lo es Juan tiene que saber comunicar bien continuamente a sus jugadores durante partidos, descansos, tiempos muertos...”, explica. Incluso los tiempos muertos pueden ser un arte de por sí. “A veces no hace falta hablar ni de técnica ni de táctica. Solo llamar la atención. Subir el nivel de activación de los jugadores. O bajarlo si están muy alterados. La clave del entrenador también es saber qué necesita cada jugador en cada momento del partido, si un grito o no. Es una habilidad a la que también ayuda al psicólogo. Le liberamos de trabajo y le damos la máxima información posible para que él decida”, insiste.

Poco a poco se va normalizando la presencia de psicológicos deportivos en los equipos. “No somos más que nadie, pero tampoco menos. Igual que tiene importancia la parte física y la táctica, también la psicológica. Para mí debería haber un psicólogo en cada cuerpo técnico. Si quieres rendir al máximo nivel, es imprescindible. Si te conformas con ser uno más, estar al nivel medio, quizás no. Pero si quieres alcanzar tu máximo rendimiento, necesitas la aportación de un psicólogo”, dice alto y claro. Una labor revalorizada después de los problemas de presión reconocidos por la súper estrella de gimnasia Simone Biles, que renunció a varias finales en Tokio por ello: “Supo ver que no estaba bien, reconocerlo y mostrarlo sin ningún temor”. Aunque no hay que esperar tanto para acudir al psicólogo. “Los deportistas a veces acuden a nosotros como caso extremo, en última necesidad, cuando están perdidos y no ven más solución ni luz al final del túnel. Lo ideal es que viniesen sin ningún problema. No estamos solo para solucionar problemas de ansiedad o de falta de confianza. Pueden venir porque quieren mejorar su rendimiento”, añade y concluye con un alegato sobre su profesión, ya no solo a nivel deportivo: “Es una necesidad vital que debería estar más representada en la sanidad pública. Las plazas de psicólogo son las que menos ratio tienen en España. Y tan importante es la salud física como la psicológica. Estar bien de cuerpo y de mente es la clave de todo, no puedes estar bien contigo mismo si a nivel mental no estás bien”.