El Barça-Liceo fue uno de esos partidos que tiras la moneda al aire y siempre sale cara. Porque los verdiblancos no pueden dolerse de una derrota así. Jugaron de poder a poder. Demostraron que no solo pueden ganar en un encuentro en el barro. Resistieron y golpearon a partes iguales. Con un derroche físico, sí, pero también con un enorme esfuerzo mental. No es que fueran uno menos. Era también el motivo de la ausencia de su capitán David Torres, que acababa de perder a su padre tan solo unas horas antes. Solo un nuevo final con polémica les privó de arañar más. Faltaron dos azules a jugadores locales. Y cuando Carballeira consiguió empatar a siete, con 19 faltas para los liceístas, hizo falta muy poco para que cayera la vigésima. Un inspirado João Rodrigues, que tiró con la bola en movimiento, no pudo con la directa pero sí con el rechace para el 8-7 final.

El arranque coruñés fue toda una declaración de lo que quiere ser el equipo, todavía en construcción. Arrinconó por completo al Barça. Ya no solo es que marcara en una de sus jugadas clásicas de esta temporada, pase de Jordi Adroher para que Marc Grau rematara en el segundo palo. Es que podían haber caído uno o dos más. Edu Castro no tuvo más remedio que pedir tiempo muerto a los cinco minutos de juego. No cambió mucho la dinámica. Solo Matías Pascual parecía entonado en el bando local. La más clara de los azulgrana llegó tras un error en el pase de Álex Rodríguez que aprovecharon para salir a la contra, con Carles Grau salvando el disparo de Sergi Llorca. Este mismo jugador vio azul. Adroher, el genio de las directas, no pudo superar a Sergi Fernández y en superioridad, el Liceo vio cómo el Barcelona le empataba, con una buena acción de Helder Nunes. Para más desgracia, Nil Roca dio la vuelta al marcador en una acción individual. No necesitó nada el Barça para ponerse por delante. El Liceo quedó tocado y despertó gracias a Jordi Adroher, muy atento a las líneas de pase. Cortó una bola en el centro de la pista, se fue al ataque, la escondió y empató. Marc Grau tuvo tres ocasiones seguidas y Adroher falló un penalti antes del descanso.

El Liceo empezó la segunda parte con la amenaza de las nueve faltas. Y en poco tiempo ya recibió la décima. Carles Grau detuvo la directa a Nunes y a continuación fueron los verdiblancos los que tuvieron doble ocasión a bola parada. Por la décima falta, el tiro de Adroher se fue al larguero. Por la azul a Nunes, el de Álex Rodríguez sí entró. Era el 2-3. Pero en el hockey suele existir la ley de la compensación. Azul a César Carballeira. Bargalló mandó la directa al palo, pero Nil Roca fue el más rápido para llegar al rechace, asistir al ocho y que este empatase. Otra vez a empezar.

El juego era intenso, pero se decidía a bola parada. El 3-4 fue de Álex Rodríguez, que volvió al punto de la directa. El 27 repitió un minuto después. A la contra, Oruste le asistió al segundo palo para un 3-5 esperanzador. Después de tres goles, el MVP del año pasado cometió el error de una falta innecesaria que le valió la azul. En la directa, João Rodrigues fue imparable. El Barça se sustentó en las figuras de sus dos jugadores portugueses. Nunes empató con un amago sensacional y un remate espectacular. Y ambos repitieron. Gol de Rodrigues de falta directa (por azul a Marc Grau) y otro zambombazo de Nunes. 7-5.

Quedaban menos de dos minutos. Parecía sentenciado. Pero el equipo de Juan Copa nunca se va a rendir. Acortó con un buen movimiento en el área de Jordi Adroher, que recibió, se giró y marcó. Y ya a punto de entrar en el último minuto, penalti a su favor. Fue muy significativo que el que fuera a tirarlo, asumiendo toda la responsabilidad, fuese César Carballeira. Fusiló y se señaló el brazalete de capitán. Pero el Liceo tenía una amenaza y era que estaba con 19 faltas. Se sabía que el rival iba a ir a forzar la vigésima. No necesitaron mucho. A los cinco segundos, los árbitros la pitaron. Rodrigues se puso frente a Grau, falló, pero le llegó su propio rechace para el 8-7.