La selección española de hockey sobre patines ganó ayer su decimoctavo título de campeona de Europa al batir a Francia en la final por 2-1 en un partido táctico, de pizarras, en el que el combinado nacional, con un soberbio Carles Grau bajo palos, aguantó las embestidas de los hermanos Di Benedetto y sus secuaces y que se decidió en la prórroga con un gol de Toni Pérez. Antes se habían adelantado los galos con un tanto de Bruno di Benedetto que igualó César Carballeira de penalti. Doble oro coruñés, con el cinco y el azulgrana Ignacio Alabart, a los que hay que añadir a los hermanos Grau, Carles y Marc —que ayer fue uno de los descartes—, que juegan en el Liceo. Medio corazón verdiblanco también lo tiene Toni Pérez, que hizo de Toni Pérez. A esas bolas solo llega el asturiano. Por colación. Por ser el más listo. El más atento. Por desenfundar el rifle más rápido que nadie. Un tanto mande in Oviedo que vuelve a coronar a España.

César Carballeira celebra el gol que marcó de penalti en la final. | // ANTONIO LOPES / WSEUROPE RH

Había estado contra las cuerdas el conjunto español. Francia jugaba su primera final continental desde 1931. Cómo una generación, liderada por tres hermanos como los Di Benedetto, de madre coruñesa y padre italiano, es una historia para otro día. Por juego y talento, probablemente merecieron más. Tendrán más oportunidades en el futuro. Carlo, el mayor, tiene 24 años. Los mellizos Bruno y Roberto, uno menos. Los tres pasaron por el Liceo. Roberto todavía lo está. Él había sido durante todo el campeonato en Paredes la aguja que marcaba el norte de su equipo. Y España supo neutralizarle a la perfección. Sin embargo, el conjunto dirigido por Guillem Cabestany prácticamente no generó peligro en ataque, solo cuando Pau Bargalló encontraba al hombre libre cuando le hacían el dos para uno, mientras que en defensa Carles Grau, que desbancó del puesto a Xavi Malián, iba salvando una ocasión tras otra.

El 0-0 al descanso daba paso a una segunda parte apasionante. Francia salió mejor y Grau tuvo que seguir a lo suyo. Solo un excepcional tiro de Bruno di Benedetto pudo con él. Incluso aguantó al gigante Carlo en una directa tras la azul a Carballeira. El coruñés lo arregló al transformar el penalti que daba el empate. Es ya un especialista y no le tembló la mano como no lo había hecho con el Liceo en la Copa del Rey. Quedaban diez minutos y España tuvo una directa en la que Bonneau, meta galo, también reclamó su protagonismo. Eso espoleó a Francia, que en la recta final masacró la portería de Grau, que incluso detuvo un mano a mano a Carlo a falta de diez segundos. A la postre, decisivo. Porque se dio paso a la prórroga y en ella el cansancio acumulado hizo más mella en los galos. Eso y la aparición de Toni Pérez decantaron una balanza más nivelada que nunca.

El bronce, desierto

El partido entre Portugal e Italia, que tenía que dilucidar la medalla de bronce del Campeonato de Europa de Paredes, no se llegó a disputar. A media tarde de ayer saltaba la noticia de los positivos por COVID de los lusos João Rodrigues y Pedro Henriques. La federación europea comunicó que el encuentro se suspendía por un motivo de “salud pública”. La selección portugesa, frente a su afición, saltó a la pista para explicar que el conjunto italiano se había negado a realizar los test que confirmaran su negatividad y que permitieran disputar el duelo con las máximas garantías. España y Francia, que en los días previos habían tenido contacto con los jugadores positivos, tuvieron que hacerlo y todos los miembros de las expediciones dieron negativo. En el duelo por la quinta y sexta plaza, Andorra batió a Alemania.