El Leyma Coruña hizo muchas cosas mal y algunas bien en Lleida. Fue como a trompicones, dependiendo de la inspiración de cada momento y sin poder apenas poder contar con Nick Ward, que cada vez que salía a la pista sus calentones con árbitros y rivales le llevaban de nuevo al banquillo. Y aun así, estuvo a punto de llevarse el triunfo del Barris Nord. Empezó el último cuarto con diez puntos de ventaja para hacerlo (60-70). La dilapidó de entrada, con parciales de 7-0 y 14-2. Los naranjas reaccionaron a tiempo para responder a los golpes en los minutos finales. Pero el partido era ya una lotería y no tocó premio después de que Michael Carrera anotara el 84-83 definitivo a falta de dos segundos y que, por el contrario, el triple de Javi Vega se estrellara contra el aro. El capitán asumió la responsabilidad como había hecho en otras fases del encuentro, mucho más agresivo en ataque. Pero el más consistente fue Atoumane Diagne, que hizo casi olvidar a Ward y eso ya es mucho decir. 21 de valoración para el senegalés, con 15 puntos y 9 rebotes que le ayudan en su vuelta tras el calvario de las lesiones. Sergio García tiene ahora una semana para trabajar, para volver a centrar a los jugadores tras el parón por las ventanas FIBA y afrontar el duelo del domingo contra el Melilla con la garantía de la recuperación.

Ya lo había avisado el técnico. Demasiados problemas para trabajar en equipo en estas dos últimas semanas con hasta seis de los once miembros de la plantilla fuera de la ciudad —incluso Zach Monaghan regresó unas pocas horas antes del partido—. Eso ya provocó cambios desde el cinco inicial, con Ward en el banquillo. Su sustituto respondía, bien secundado por Hamilton. Los triples entraban. Pero la fluidez duró solo los primeros minutos. El Leyma empezó a atascarse. Tampoco ayudaron los rifirrafes de Ward con Ignacio Rosa y sus protestas a los árbitros. El técnico naranja no lo dudó. Para el banquillo. Tan pronto como salió, volvió a sentarse —“Necesitamos que jugadores importantes para nosotros sean capaces de centrarse en el juego y ayudar al equipo porque si no nos aportan, nos debilitan”, declaró Sergio García tras el partido, un dardo para el americano y su paisano Zach Monaghan, que ayer no anotó—. El Lleida terminó el primer cuarto con cinco de ventaja (26-21). El segundo fue el más igualado. Intercambio de golpes y parciales. Los locales conseguían una pequeña ventaja pero los coruñeses respondían. Al descanso, la igualdad era máxima (43-41).

Salió fuerte el Lleida, con dos triples seguidos. Pero el tercer cuarto tenía color naranja. Con un 0-7 de parcial el Leyma se puso por delante (51-53) en un momento en el que Ward volvió a vérselas con Rosa y tuvo que regresar a la silla de pensar. Pero no todo eran malas noticias. Álex Hernández por fin acertó un triple. Diagne impuso su superioridad en la pintura, Hamilton lucía su garra y Kadre Gray entraba en calor con un triple sobre la bocina. En un abrir y cerrar de ojos, un parcial de 0-10 que permitía afrontar el último cuarto con diez de ventaja (60-70). En realidad, era un espejismo que no reflejaba la igualdad del partido. Y, como tal, se esfumo en segundos. Dos canastas y un triple de entrada ya dejaron al Lleida a solo tres. Ward frenó la sangría. Pero recibió la técnica que había ido fraguando a lo largo del encuentro. Dos triples de Schreiner desbocaron el parcial a 14-2 para el 74-72. Por lo menos el Leyma consiguió estabilizarse para luchar en el final. Sin tiros libres (3 de 7, 43%), Hernández y Vega tiraron de veteranía para poner un punto arriba al Leyma (80-81y82-83), pero Carrera tenía un truco de magia más y anotó cuando solo faltaban dos segundos para que sonara la bocina.