El Leyma cocinó a fuego lento su victoria frente al Alicante por 75-61. Durante tres cuartos, desgastó físicamente a su rival, que solo sobrevivió gracias al desmesurado acierto del base Justin Pitts, que en el segundo cuarto anotó 21 puntos. Pero fueron arrancar los diez minutos finales y los naranjas dieron un acelerón. No solo en ataque, liderados por la magia de Zach Monaghan. La clave estuvo en la defensa. El conjunto coruñés dejó a los levantinos en 61 puntos. El partido de menos anotación en toda la temporada para un equipo que promediaba más de 80. Y ni siquiera necesitó a Nick Ward, inédito en la segunda parte. Una vez puesto al día, el triunfo permite un paso adelante en la clasificación. Iguala al Cáceres en la tercera plaza con doce partidos ganados (aunque tanto el Lleida, que tiene trece ya, con dos partidos menos, y el Palencia, con dos por recuperar, pueden superarle). Y el domingo, en Palma, cierra el ciclo de seis encuentros en tres semanas antes de dos de descanso por las ventanas FIBA.

El encuentro arrancó al ritmo de Álex Hernández. Nueve puntos de los 14 de su equipo fueron del murciano. Y eso que se le salieron dos tiros cuando ya parecían dentro. Un triple de Mo Soluade puso la máxima diferencia (17-5) sin que los visitantes consiguiesen frenar la sangría. Sí que hubo una cierta sequía con el 17-7. Dos minutos sin canastas, pero ni para uno ni para otro. Los naranjas arreglaban atrás lo que se les escapaba delante y con una renta de diez puntos en el marcador, eso solo les beneficiaba. Sobre la bocina, Kadre Gray anotó un triple que sentenciaba el 20-9 con el que terminó el cuarto.

Nueve puntos en diez minutos en un equipo como el Alicante no eran normales. Estaba claro que tendría que llegar una reacción. A los valencianos les entraron dos triples seguidos para acercarse, pero se encontraron con un Gray muy sólido en ataque y en defensa. Entonces tuvo que surgir la mejor versión de Pitts, que se movía como Pedro por su casa, para igualar el duelo. El base anotaba una canasta tras otra y aunque Ward entró en pista, aparentemente recuperado de un pequeño susto, la dinámica marcada por Pitts, declinó la balanza al descanso (35-38).

Sin él, sufría más el Alicante, que en los primeros cuatro minutos del tercer cuarto solo anotó un tiro libre. El Leyma se aprovechaba para ir limando la distancia e incluso ponerse por delante. Hernández y Monaghan se imponían claramente a su par. Se producían los primeros conatos de irse en el marcador (50-45 y 53-48), aunque Alicante se resistió y dejó con vida el resultado hasta el inicio del último cuarto (53-50).

Un triple de entrada lo igualó todo. Pero el Leyma tenía claro el camino. Cada vez que Pitts recibía, dos jugadores le rodeaban. Soluade, muy superior físicamente, terminó por anularlo. Y desconectado el cerebro, estaba ya una parte hecha. La victoria se sentenció con Monaghan. Anotó seis tiros libres seguidos (del 59-57 al 65-59), anotó una canasta, asistió con maestría a Diagne, taponó un triple a la desesperada de Alicante y encontró en la esquina a Soluade, que metió el triple (73-59). Visto y no visto. Por arte de magia. El Leyma había secado a los alicantinos: 29 puntos en el segundos cuarto, 23 en toda la segunda parte.