Había anunciado su adiós al baloncesto profesional el pasado mes de noviembre, pero el CB Culleredo rescata hasta final de temporada a Alberto Corbacho, internacional español en 2013 y uno de los mejores triplista de los últimos años en el baloncesto nacional. El ex de Obradoiro, Breogán o Baskonia, a sus 37 años, retoma su gran pasión en un equipo que milita ahora mismo en liga EBA, que se encuentra en mitad de la tabla y que ya cuenta en sus filas con otro ex de ACB, como el coruñés Mario Cabanas. La última experiencia de Alberto Corbacho antes de anunciar su retirada y, posteriormente, recalar en el CB Culleredo había sido en el Hestia Menorca de LEB Plata.

“Desde el Club Baloncesto Culleredo nos alegramos de comunicar que, después de pasar el reconocimiento médico en la clínica Traumacor, Alberto Corbacho formará parte de nuestro plantel del equipo senior de liga EBA hasta final de temporada. Bienvenido Alberto a esta gran familia de Culleredo”, escribía su nuevo club en sus cuentas en redes sociales.

Alberto Corbacho es uno de los más consumados triplistas de los últimos tiempos en la ACB y en las diferentes categorías LEB por las que fue subiendo hasta la élite. El balear, que comparte lugar de nacimiento con otros talentos como Rudy Fernández o Sergi Lull, se acabó de formar en el Unicaja, pero no llegó a debutar con el primer equipo malacitano. Ciudad de Huelva, CAI Zaragoza y CB Hospitalet antes de llegar a Galicia, una tierra a la que se siente muy unido, que le ha traído de vuelta, ahora a Culleredo.

Pasó por el Breogán, tuvo un pico en su carrera en el Baskonia y acabó su andadura en la élite en Gran Canaria, pero donde realmente es una leyenda es en el Obradoiro, en el pabellón de Sar. Estuvo en dos etapas durante siete temporadas en Compostela en las que pudo debutar en ACB, se convirtió en internacional y llevó al conjunto santiagués a sus cotas más altas.

Hace meses en esa carta abierta que colgó en su cuenta de twitter en la que anunciaba que dejaba el baloncesto, se despedía de una “pelotita” que debía seguir “rodando” y a la que ha vuelto, a la mínima ocasión, que ha podido. Entonces decía que habían sido “1.310 triples sonando choof” y ahora en Culleredo se dará la oportunidad de aumentar esa cifra y de volver a despedirse del baloncesto, siempre con su privilegiada muñeca como mejor arma.