Al Leyma le queda un último esfuerzo, que afrontará esta tarde en Palma (19.00 horas), de su maratón de seis partidos en tres semanas con el que recuperó el tiempo que le hizo perder el COVID y que le deja en la tercera posición provisional de la clasificación de la LEB Oro. Las tres victorias seguidas, una tan importante como la del pasado miércoles frente al Alicante, espolearon a los naranjas, que ahora tienen a priori el compromiso más sencillo, pues los mallorquines son colistas de la categoría, pero cuando más confiados juegan los de Sergio García, peor les va. A este nivel, no hay rival fácil.

El futuro del Leyma se empieza a ver con más optimismo. Mucho mejor que cuando por ejemplo perdió en casa contra el Almansa y se veía que se metía en un lío, en medio de un pelotón muy apretado en la lucha por entrar en el play off de ascenso. Sigue todo muy igualado, pero cogen ventaja, esperando que tanto Lleida como Palencia recuperen lo que les queda y por fin se pueda visualizar la clasificación al completo. Pero ahora el conjunto naranja respira. Ya no solo por su posición, sino porque ha vuelto a ser el equipo que, no solo sabe meter triples y encomendarse a Nick Ward, sino que aprieta en defensa y se lleva los partidos desde atrás, como demostró al dejar en 61 puntos al Alicante.

Además, cada vez hay más recursos. Kadre Gray, que incluso hubo momentos del año que prácticamente se quedaba en el banquillo sin oportunidades, ha dado un paso al frente. Lo mismo que Roeland Schaftenaar, que ha sabido aprovechar sus minutos y erigirse como el mejor compañero en la pintura de Ward, que será duda para hoy. Entre los ya protagonistas mejoró el rendimiento de Mo Soluade, con un porcentaje en tiro exterior escalofriante y sobre todo, con una gran defensa sobre los bases rivales. Y al que más se echaba de menos era a Zach Monaghan. El estadounidense estaba demasiado apagado y eso siempre es malo para el Leyma. Volvió la magia en el último cuarto del duelo del miércoles contra el Alicante con 10 puntos, dos asistencias y un tapón que decidieron el triunfo.

El Palma, en cambio, no levanta cabeza. Solo ha sido capaz de ganar dos partidos por 16 derrotas. Y parece que a perro flaco todo son pulgas: vio como el Oviedo pescaba a uno de sus mejores jugadores, Olle Lundqvist, que llevaba meses lesionado y recuperándose en el club y que una vez pudo regresar a las pistas, aceptó la oferta de los asturianos, que a su vez habían perdido a su mejor jugador de la temporada, Frey. En el partido de la primera vuelta entre coruñeses y baleares el encuentro se decidió en la prórroga por 76-70.

Sin Hamilton, con Ndow

“Afrontamos el último partido antes del parón por las ventanas FIBA, en las que se nos irán cuatro jugadores, y es el último de la serie de partidos seguidos que hemos tenido que jugar. Jugamos en Palma, fuera de casa ante un equipo que, evidentemente por su clasificación, están en necesidad de sumar victorias para intentar salir de las posiciones de abajo de la competición, pero nosotros tenemos el mismo deseo de victoria que puedan tener ellos”, indicó Sergio García.

“Queremos seguir la buena dinámica, mostrarnos competitivos, seguir creciendo como equipo. Hemos jugado muchos partidos seguidos, ha habido algunas dificultades físicas en algunos jugadores que no tienen tiempo de recuperación. Afrontamos el partido también sin Ashley (Hamilton) que no viajará y vamos a ver cómo se encuentra Nick (Ward) para jugar, habrá que esperar hasta el último momento. Recuperamos a Chris (Ebou Ndow, que ya lo puede jugar por reglamento”, concluye.