Pilar Pouso Ruocco llega al Palacio de los Deportes de Riazor con su hermana, que se despide de ella en la puerta. Entra sin mirar atrás, saluda a los bedeles, se echa gel hidroalcohólico en el dispensador y se dirige al vestuario. Le gusta llegar diez minutos antes de la hora para, mientras los jugadores del Liceo se cambian para su entrenamiento diario, que le dé tiempo a tener todo preparado. “Coloco los sticks en el carro —uno que sirve para llevar todo el material a la pista—, estoy pendiente para recoger las bolas que van fuera y hago lo que me pidan, ir a por las mascarillas, los protectores...”, enumera entre sus obligaciones. Cuando estos salen, ya está todo listo y solo le queda chocar los puños con ellos y los entrenadores. También ayuda en todo lo que puede a Fran Tato, el encargado de las intendencias del equipo. Para Pili, como la conocen, es su primer trabajo. Después de unas prácticas de adaptación, acaba de firmar con 23 años su primer contrato laboral. Esta semana incluso le tocó quedarse al frente de todo cuando al utillero los problemas de cadera le hicieron pasar un día en el hospital. El mejor fichaje de invierno.

David Torres con Pili antes de un entrenamiento del Liceo. Carlos Pardellas

Llegó al club hace unos meses, con David Torres como intermediario. El capitán había dedicado uno de los brazaletes solidarios de su ONG 1Partido1Causa a Down Coruña y se interesó por la posibilidad de una colaboración entre la institución, que tiene un programa específico de empleo, y el club. “Buscamos la persona más adecuada y creímos que era Pili porque es muy responsable y obediente y porque le gusta mucho el deporte, así que se unían las dos cosas”, indica María José España, que desde Down Coruña está en contacto con Fran Tato, la persona “esencial” para este acuerdo, para supervisar los avances de la nueva empleada liceísta. “Estuvo un período de pruebas, hasta Navidad más o menos. Y ahora le acaban de hacer el contrato”, añade. “Es muy positivo para ella el hecho de ver que puede hacer el trabajo”, concluye.

“Me gusta el fútbol, el baloncesto y el pádel”, confirma Pili, “y ahora el hockey sobre patines”, aunque solo practica con la canasta y la raqueta. Cada día se va soltando, cogiendo confianza con los miembros de la plantilla. Todos le han acogido bien, pero Pili no tiene dudas con su favorito: “Dava”. Por los orígenes argentinos de su madre también tiene cierta preferencia por los jugadores de este país como Maxi Oruste, Fran Torres y Nanu Castro. Los conoce porque antes de empezar se estudió las fichas que María le preparó con los datos de cada uno. Da vueltas a la pista durante el entrenamiento. No se le escapa una bola. Y cuando este termina, se encarga de recoger las aguas y el material e incluso se ofrece a Tato para doblar la ropa. Y ahora, desde que es un miembro más del staff, incluso puede ver los partidos a pie de pista, el primero el de hace una semana y media contra el Igualada. “Al principio no decía nada, pero al vernos animar a César —Carballeira, que estaba sancionado— y a mí ya se puso a animar todo el partido”, recuerda Tato. Y Pili se viene arriba: “Vamos a ganar al Barça —que visita el Palacio de los Deportes de Riazor el 5 de marzo— y la Champions”.