La Opinión de A Coruña

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hockey sobre patines - Golden Cup

El Olimpo del medio siglo verdiblanco

Martinazzo, con 661 goles, domina la lista de goleadores de la historia del Liceo

Martinazzo tira un penalti. LA OPINION

No es cierto que tiempos remotos siempre fueron mejores, pero en el caso del Liceo echar la vista atrás, como se hace estos días que en la Golden Cup se conmemorarán sus 50 años de vida, significa contemplar una historia, de pasado y presente, plagada de éxitos logrados por algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos. Algunos incluso leyendas. Sería casi imposible hacer un ranking con los mejores, porque eso siempre depende de gustos particulares. Unos, la mayoría, se quedarían con el metódico Daniel Martinazzo, pero también habría partidarios de la elegancia de Fernando Pujalte, de la pasión de Roberto Roldán y Facundo Salinas, de la seguridad de Mario Rubio, de la dirección de Jordi Bargalló, la lealtad de Josep Lamas o el ejemplo de David Torres. Sin olvidarse de porteros que marcaron época como José Luis Huelves y Ramón Canalda. Y como los sentimientos son tan difíciles de medir, lo tangible son los goles —una lista de la que se quedarían fuera los porteros— y ahí no hay discusión. En lo alto del Olimpo verdiblanco se sitúa con el indiscutible uno de Daniel Martinazzo, con 661 goles, secundado a la izquierda, en el número dos, por Jordi Bargalló, (515) y a la derecha, en el tres, por Josep Lamas (510). En el top diez les siguen Fernando Pujalte (300), Roberto Roldán (285), Luis Garvey (264), Facundo Salinas (255), Carlos López (233), Pablo Álvarez (299), Toni Pérez (198) y Martín Payero (198), mientras que David Torres (187) empieza a asomar la cabeza, amenazante. Le queda un salto para hacerse un hueco entre los más grandes.

El Olimpo del medio siglo verdiblanco

El astro argentino sigue siendo una leyenda en A Coruña y su nombre, sinónimo del Liceo y de sus años dorados. El de San Juan marcó 661 goles con la camiseta verdiblanca repartidos en diez temporadas, la mejor en cuanto a números la primera, con 103 (81-92). Le siguieron 45 en su regreso en la 84-85 y hasta su retirada en la 92-93 sus cifras anuales fueron de 90, 71, 94, 80, 64, 51, 32 y 31. Dos años más, doce, pero también repartidos en dos etapas, estuvo Jordi Bargalló, con una cuenta final de 515 goles. El de Sant Sadurní d’Anoia llegó en la temporada 2002-03 y su primera estancia duró cuatro años en los que se fue hasta 44, 49, 28 y 20 tantos. Hizo un paréntesis de dos años para regresar en la 2008-09 y hasta la 2015-16 forjó su leyenda y marcó, por curso, 44, 43, 42, 39, 61, 31, 45 y 69, su máximo registro justo en el año de su despedida. Durante 21 años estuvo marcando goles con la camiseta del Liceo Josep Lamas. Desde el primero en la 98-99, siendo aún un adolescente, hasta el último en la 2018-19, rozando ya la cuarentena. Una vida entera traducida en 510 goles y con los 62 de la 2014-15, en la que incluso se convirtió en el jugador en marcar en más jornadas consecutivas, como su récord personal.

El Olimpo del medio siglo verdiblanco

Un trofeo y una canción de la Golden Cup muy coruñeses

Retumban los tambores de guerra ante el inicio de la Golden Cup la próxima semana en el Palacio de los Deportes de Riazor. Y suenan igual que el inicio de la canción oficial, obra de Jesús Suárez y presentada ayer en el propio recinto en el que a partir del lunes se escuchará una y otra vez. Una sintonía muy coruñesa como también lo es el trofeo, autoría de la empresa local Grabados FG, del exárbitro internacional de hockey sobre patines Fran García. Era un secreto muy bien guardado y que fue descubierto también ayer por parte de la directiva verdiblanca apoyada por la concejal de Deportes Mónica Martínez. Se trata de una Torre de Hércules de metacrilato, transparente, con una base en la salen los escudos de los doce equipos, Estos también serán protagonistas ya que cada vez que uno de ellos sea eliminado meterá dentro del propio trofeo, al que se le levanta la tapa por la parte de arriba, un mini stick con su escudo hasta que solo quede el último, el del primer campeón de la historia de la competición. En cuanto a la canción, el cantante coruñés Jesús Suárez aseguró haberse inspirado para la letra en los recuerdos de su infancia, cuando acudía al Palacio de los Deportes de Riazor a animar al Liceo, escuchaba los tambores, los ruidos de las ruedas de los patines y de los sticks de madera chocando contra el parqué del suelo. Una canción muy coruñesa y un encargo en el que se volcó para intentar ponerle banda sonora a una semana que cada vez está más cerca y que puede llegar con muchas sorpresas ilustres más.


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