El Liceo dio ayer el primer paso en la Golden Cup con la victoria sobre el Braga. Mitad del trabajo de la primera fase hecho con un partido serio, en el que los portugueses nunca tiraron la toalla, forzaron a Carles Grau a lucirse y obligaron a los verdiblancos a rematarlos una y otra vez. Un buen ensayo para lo que resta de competición en la que el nivel no dejará de crecer.

Habían sido semanas esperando por el momento y el Liceo salió a comerse el mundo. Dominio total en los primeros minutos, como en casi todos sus partidos. Pero esta vez dio un paso adelante en la definición e iba transformando en goles sus ocasiones para poner tierra de por medio e ir ganando en tranquilidad. El primero fue un gol made in Álex Rodríguez, uno de sus trallazos marca de la casa ante el que no pudo hacer nada Leonardo Pais. Después, David Torres aprovechó n pase medido de Roberto di Benedetto, que le encontró solo en el segundo palo, para batir por segunda vez al portero. No se había llegado al minuto diez. Empezaron entonces las rotaciones en la plantilla local y bajó en esa contundencia con Maxi Oruste, Marc Grau y Jordi Burgaya, con César Carballeira como un jabato físico que iba a por todas las bolas que quedaban ligeramente a su alcance. Los tres delanteros hacen muchas cosas bien, casi todo, pero se atascan justo delante del portero y no están teniendo suerte de cara a gol. Tuvieron ocasiones, pero fallaba ese último remate. Pero no siempre es todo lo que cuenta. El argentino aprieta en defensa y Grau asiste. Como hizo a Jordi Burgaya. Otro pase medido. Como el de antes de Di Benedetto. Y Burgaya lo aprovechó para el tercero. La fiesta al descanso no pudo ser completa porque Miguel Moura en un arranque de calidad se dio la medio vuelta en el área y clavó la bola en una esquina, imposible.

Tranquilidad relativa, no obstante. Más cuando Roberto di Benedetto abrió la segunda parte con el cuarto. Pero de nuevo el Braga se resistía a bajar los brazos dando muestras de ese carácter que ya le había llevado a sorprender a los grandes de su liga. Vitor Hugo fusiló desde el punto de penalti. Y entre el segundo y que el Liceo tenía nueve faltas, se pasó al nerviosismo. Pero calmarlo está el hombre de hielo, Carles Grau, que se esmeró con un recital de paradas, una estirando la manopla hasta la escuadra, otra en un penalti, la definitiva abriendo la pierna y cubriendo todos los huecos.

El momento polémico llegó al final. Los árbitros señalaron la décima del Braga, pero cambiaron de opinión y le cayó al Liceo. Pedro Mendes le quitó las telarañas a la escuadra de Grau con un tiro directo. Pero en la siguiente jugada ya sí que fue la décima de los portugueses y Jordi Adroher sentenció con su magia habitual. También la desplegó en la ronda final de directas para tener en cuenta ante un posible empate. El Braga falló las tres. Por el Liceo marcaron Adroher y Rodríguez. Ahora un día descanso. El miércoles, el Barcelos (18.45 horas).