El Liceo ya está en semifinales del play off por el título de la OK Liga y espera rival porque el Noia y el Calafell se jugarán el billete el próximo martes en el tercer duelo de su eliminatoria. Primera ventaja para los verdiblancos, que el viernes que viene, cuando arranque la serie, estarán más frescos. No porque su partido de ayer en Alcoy fuese un paseo. Todo lo contrario. Tuvieron que sudar, y nunca mejor dicho por la temperatura agobiante en plena ola de calor, pero también porque el conjunto alicantino no se lo puso nada fácil. Ya habían perdido allí los coruñeses en la fase regular. Y aunque se adelantaron, dominaron, tuvieron más ocasiones y prácticamente Carles Grau no se tuvo que emplear gracias a la solidez defensiva del equipo, llegaron al último minuto con el agua al cuello porque solo lucía en el marcador ese gol de la primera parte, tenían nueve faltas y los locales sacaron a su portero para atacar con cinco. Fue entonces cuando llegaron los tantos de la sentencia, a puerta vacía, que dejaron un marcador engañoso de 0-3. Segunda victoria y a semifinales. Igual que el Barcelona, que también lo pasó mal para ganar en Caldes (4-5) y que también tendrá que esperar al martes para conocer si su rival será el Reus o el Lleida, que irán al tercer duelo.

El Liceo ya está a mitad de camino de donde quiere estar, la final. Pero necesitará dar un salto de nivel —la vuelta de Roberto di Benedetto contribuirá a ello—. Los dos encuentros contra el Alcoy fueron a medio gas. La temporada se está haciendo larga para todos y ha concentrado la lucha por los títulos en apenas dos meses. Mucha intensidad. Por eso también era necesario ganar en Alcoy y evitar a toda costa un tercer partido. Parecía encarrilarse pronto el objetivo. El conjunto visitante salió más fuerte, como es habitual en él, y en una contra Jordi Adroher vio que por la izquierda venía lanzado en carrera Álex Rodríguez, le puso la bola en su sitio predilecto y fusiló el 0-1. Marca de la casa. Con la apertura del marcador el juego bajó y se encaminó hacia el descanso sin que cambiase el resultado.

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En el inicio del segundo tiempo el Liceo intentó pausar el juego y buscar la combinaciones que tantos y tantos goles le han dado este curso. Pero el Alcoy también estaba muy bien posicionado, sin permitir que la ola llegara al segundo palo, donde habitualmente espera un jugador de verde para empujarla a las redes. La buena noticia para los liceístas era que a pesar de no sentirse todo lo cómodos que les gustaría, no estaban pasando apuros en defensa. Parecía, de hecho, la premisa número uno. Asegurar el trabajo atrás. Esperar a que salieron algo delante. Antes de entrar en los últimos diez minutos el Liceo tuvo un impás de varias contra seguidas. Pero siempre falló el remate y seguía sin despegarse en el marcador.

Y entonces cometió la novena falta. Y eso lo condicionó todo. Quedaban ocho minutos. No podía llegar otra. Y tampoco podía arriesgar. El capitán David Torres daba golpes con el stick en la cancha para estimular a los suyos. Juan Copa cambiaba las costumbres de sus rotaciones para jugar los últimos minutos con Marc Grau y Jordi Burgaya en vez de Rodríguez y Adroher. Lo vio bien el entrenador coruñés porque ya en el último minuto, cuando los locales sacaron al portero buscando el empate, primero uno y después otro anotaron a puerta vacía para acabar con el sufrimiento y poner camino de las semifinales.