La Opinión de A Coruña

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Hockey sobre patines - OK Liga masculina

Vidas cruzadas entre A Coruña y Reus

Alejandro Avecilla y Kiko Alabart analizan la final que se traslada a la pista tarraconense con 2-0 a favor del Liceo

Kiko Alabart, con la camiseta del Reus, y Alejandro Avecilla, con la del Liceo, con Casa Alejandro de fondo. CARLOS PARDELLAS

Alejandro Avecilla (A Coruña, 1965) es coruñés y aunque desde hace unos meses está de vuelta en la ciudad, asentó su vida en Reus al terminar allí sus días como jugador de hockey sobre patines. Kiko Alabart (Reus, 1959) emprendió el camino a la inversa. Porque él nació en la localidad tarraconense e hizo carrera deportiva, personal y profesional en A Coruña. Los dos coincidieron en el Liceo durante dos temporadas, la 1986-87 y la 1987-88, en las que levantaron una liga, dos Copas de Europa, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una Intercontinental. Y ahora ven como dos de los equipos de sus vidas —para Avecilla estaría por encima el Dominicos— y el de sus respectivas ciudades de nacimiento y adopción se baten en la final del play off por el título de liga. Bien para ser políticamente correctos y no decidirse por ninguno de los dos; o bien porque les va la marcha, los dos apuestan por una cita en el Palacio de los Deportes de Riazor el próximo martes día 21: “¡Qué bonito sería un quinto partido aquí!” Porque, dicen, es lo mejor para el hockey sobre patines.

Avecilla y Alabart se vieron ayer en Casa Alejandro, el restaurante que el primero acaba de abrir en A Coruña y que es hermano del que funciona desde hace más de dos décadas en la localidad tarraconense. Se dan la mano y cuando llega el momento de sacar la foto con las camisetas de Liceo y Reus, llega la duda de quién posa con cada prenda, así que para ser ecuánimes se van intercambiando, en unas el coruñés sale con la verdiblanca y en otras con la roja. Lo mismo el catalán afincado en la ciudad. No quieren herir sensibilidades. No les falta razón porque nada más regresar al salón de comidas les estaban observando unos ojos de Dominicos. “Después de verte con esa camiseta verde no te voy a pagar la comida”, bromea Manolo Souto, otro histórico del hockey coruñés, principalmente en el club de la Ciudad Vieja pero que también hizo el viaje hacia el Liceo.

Bromas aparte, al final todos forman parte de una misma familia, la del hockey sobre patines. Y esta está en un momento importante porque después de tantos y tantos años de dominio del Barça, se abre paso a un nuevo mandato, con la enorme expectación que esto ha generado. Aquí y allí. “Por el bien del hockey sería bueno un quinto en Riazor con 5.000 personas empujando”, dice Avecilla. ¿Va a comisión con un cardiólogo? “Se desbordaría el pabellón. Sería un punto de emoción muy importante. Y para la ciudad un gran puntazo”, argumenta. “Yo creo que sería lo mejor, lo más bonito”, responde Alabart sobre la posibilidad de ese quinto duelo. “Claro que para los que gestionan y para los jugadores no sería lo ideal porque se pasan muchos nervios. Pero sí que sería bonito. Una final, final”, añade.

El ambiente la semana pasada en el Palacio de los Deportes de Riazor ya recordó a los de los mejores tiempos. Y ahora será el Liceo el que se topará con la afición en contra. “Se va a encontrar un ambiente difícil, un pabellón lleno. Es una pista complicada” dice el coruñés, que sabe de lo que habla porque incluso tuvo problemas con su propio público cuando llegó allí por su pasado en el Liceo y en el Dominicos. Alabart también lo vivió como local, primero ocho temporadas antes de pasar cinco en A Coruña para volver y acabar su carrera en casa durante otras tres. Además, estuvo allí la semana pasada, un poco como rival, porque su hijo Ignacio juega en el Barcelona, que acabó eliminado: “Había mucho ambiente y eso es bueno para el hockey. Así es como se disfruta más. Unas veces tienes el público a favor y otras en contra, pero en todo caso es mucho más bonito jugar con gente”.

Pese al ambiente hostil, los dos creen que el Liceo tiene más posibilidades de ser campeón. “Yo creo que uno de los dos partidos allí lo puede sacar”, analiza Avecilla, que cree que los coruñeses son superiores físicamente. Para su excompañero, los comodines de los que disponen los verdiblancos son una gran ventaja. “Porque tienen dos y el factor cancha. Para el Reus ahora cada partido es una final y hará que también influyan los nervios. Parece que el Liceo tiene más opciones... pero hay que jugar” . “Tienen que ir tranquilos y aguantar el ambiente en contra, porque son un pelín superiores”, aconseja el ex del Dominicos mientras que Alabart cree que siempre es más fácil afrontar este tipo de partidos con 2-0 a favor que con 0-2 en contra. Los dos equipos, Reus y Liceo, están antes “una oportunidad única, que no se sabe cuánto tarda en volver a presentarse”, dice Avecilla, y que les puede ayudar a “asentar sus proyectos”, concluye Alabart. Casa, familia, amigos. Muchos factores y su corazón, partido.

De la Copa del Rey al oro en el Nacional juvenil: el Dominicos es la ‘bestia negra’ del Reus

“Contra Dominicos sí que el Reus no ganó ninguna final”, dice orgulloso Alejandro Avecilla. “Ni en alevines, ni en juveniles, ni en sénior y tampoco en la Copa del Rey. Ya le daré yo a Juan Copa un par de consejos”, bromea mientras continúa rememorando algunos de los capítulos más exitosos del conjunto de la Ciudad Vieja. Precisamente el menor de los hermanos Avecilla y Kiko Alabart estaban en la pista aquel 4 de marzo de 1990, cada uno con el equipo de su ciudad, que fue el día en el que, en Alcobendas, se escribió una de las páginas más gloriosas no solo para el club blanquinegro, sino del deporte coruñés, con la victoria por 2-1, goles de Fernando Avecilla y Benigno Rodríguez, que dieron el título de la Copa del Rey a los que entonces estaban dirigidos por Carlos Gil. A sus órdenes también estaba un todavía adolescente Juan Copa, ahora entrenador del equipo verdiblanco. Y precisamente su hijo, Jacobo Copa, participó en la última final que los coruñeses ganaron al Reus, que fue este mismo año en el Campeonato de España juvenil celebrado en Monte Alto y que cayó para los locales por 4-2. Si el Liceo gana, en una misma temporada padre e hijo pueden pasar a ser la bestia negra del Reus.

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