No fue casualidad que David Torres diese ayer un paso atrás para que fuesen César Carballeira, con la copa de la liga, y Martín Rodríguez, con la de la Supercopa de España, los que encabezasen la expedición del Liceo en la fiesta verdiblanca en el patio donde, hace cincuenta años, empezó todo. La simbiosis entre el club y el colegio Liceo La Paz es parte de la esencia de lo que son ambos y por eso siempre que los coruñeses ganan un título, es una de las visitas obligadas. Allí les esperaban ayer los 1.200 alumnos entre Educación Infantil y Primaria, con sus camisetas y pancartas, para aplaudirles y corearles. Pero también para soñar con ser algún día esos protagonistas. Los propios Martín y César fueron esos niños. El primero probablemente estaba del otro lado en 2003 y 2004, cuando tenía nueve y diez años y el Liceo ganó la Champions y la Copa. Incluso el segundo vivió la anterior liga, la de 2013, como alumno, aventajado (17 años). Y esa es parte de la magia, del círculo virtuoso.

El patio donde nacen los sueños

Para ellos era especial. Pero lo era para cualquiera de los miembros de la plantilla y el cuerpo técnico para los que sigue la fiesta cinco días después de que el viernes ganaran en Reus y cerraron por la vía rápida la final por el título de la liga. Su temprana victoria les permitió llegar a tiempo al colegio, antes del final escolar de hoy. Si hubiese que haber ido al quinto partido, hubiese sido ayer. Otra ventaja. La gira de los campeones les llevó ayer además de por el colegio por otros de los patrocinadores del equipo como Abanca y Fiateira Motor, además de amigos de oro del club como Casa Novo, que por cierto es uno de los sitios favoritos de la ciudad de Zach Monaghan —su perro se llama Novo en su honor—, el nuevo hincha liceísta. Hoy seguirán los actos con la visita a Alfonso Rueda en la Xunta de Galicia. Después, las vacaciones.

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Descuentos

“La gloria es más fácil de alcanzar con miles de aficionados detrás”, apunta el Liceo en su campaña de abonados para la temporada 2022-23. Lo dice con motivos porque los presión de los 4.000 aficionados que prácticamente llenaron el Palacio de los Deportes de Riazor en los últimos partidos del play off fue fundamental. Para prolongar ese apoyo, los socios podrán renovar su carné o darse de alta con precios especiales que durarán hasta el próximo 5 de julio.

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Hay tres modalidades: individual por 30 euros (dos euros por cada partido en casa del Liceo); familiar por 60 (incluye cuatro carnés para miembros de la misma unidad familiar) y el protector por 150 (incluye seis abonados, sean o no integrantes de la misma familia). Es una oportunidad única. Sin ir más lejos, en Reus, el partido del pasado viernes, tercero de la final, las butacas para los no socios, solo para un encuentro, valían 25 euros. El carné individual del Liceo, por solo 30; 15 en el caso de cada uno de los cuatro que conforman el familiar.

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