Sábado, 11.19 horas en Canadá, 16.19 en España, Carlos Arévalo se proclama campeón del mundo de K4 500 metros. Domingo, 11.19 horas en Canadá, 16.19 en España, y Carlos Arévalo vuelve a lo más alto del podio, esta vez en el K1 200. La hora del oro del betanceiro, que sale del Campeonato del Mundo de Halifax (Canadá) con dos medallas del metal dorado colgadas del cuello y como uno de los grandes nombres del piragüismo internacional. Ha sido una temporada muy dura para él, con el consiguiente bajón tras los Juegos, los selectivos internos, casi tan duros como un Mundial, y la paulatina puesto a punto, pero la recompensa también es la más grande posible. Doblete. Bicampeón del mundo. “La felicidad es absoluta. A más no puedo aspirar”, decía al reportero de la televisión local nada más bajar de la piragua al terminar la prueba. El ciclo olímpico hacia París 2024 empieza de la mejor manera.

El palista de Betanzos celebra la victoria nada más terminar la final. | // LA OPINIÓN

El coruñés, de 28 años, ya pronosticaba el día anterior, aún con la resaca del oro del K4, pero sin tiempo a mucha celebración para reservar fuerzas para la final de ayer, que el viento iba a soplar muy fuerte. Fue una de sus principales preocupaciones desde su llegada a Canadá. Pero Arévalo se ha sabido manejar a la perfección en ese contexto. Había ráfagas de aire en contra, pero la explosividad del palista de Betanzos le hizo tomar la cabeza de la final desde la primera vez que metió uno de sus remos en el agua. Hizo la mejor salida, se puso en primera posición y ya ninguno de sus rivales pudo alcanzarle. Palada a palada, gracias a su potencia y velocidad, parecía que incluso abría ventaja en unos 200 metros en los que apenas hay tiempo para parpadear. Ganó con 36.43 segundos, peor tiempo que en las eliminatorias —en las que había firmado el tercer mejor registro—, pero el mejor de la final en la que se impuso al sueco Petter Menning (36.71) y al húngaro Kolos Csizmadia (36.82).

Lejos quedan ya las decepciones que rodearon a los Juegos Olímpicos de Río 2016. Arévalo debutó en un Mundial absoluto en 2013, cuando aún no había cumplido ni 20 años, y acabó en séptima posición junto a Cristian Toro en el K2 200. Su proyecto estaba diseñado para llegar a Río, pero se quedaron fuera de la final mundial en 2014 y 2015, unos resultados que provocaron un cambio de planes en los que salió perjudicado. Entró Saúl Craviotto y él se quedó fuera del barco y de los Juegos. El golpe fue tan duro que estuvo a punto de abandonar. Arropado por su club, el Ría de Betanzos, y por su familia, llegó al Mundial sub 23 de 2016 para colgarse un bronce que le dio fuerzas para seguir en la pelea e incluso se clasificó para el Mundial de 2017, en K1 200. Su premio de consolación fue ganar la final B mientras que en 2018 solo pudo ir a la Copa del Mundo, con una plata.

Podio del K1 200.

No fue hasta 2019 cuando Carlos Arévalo vivió su explosión definitiva. Quedó un hueco libre en el potente K4 español, al que solo pueden llegar los elegidos, y aprovechó su oportunidad para ganarse a pulso un sitio que tantas otras veces se le había escapado o negado. Ese año ya fue subcampeón del mundo. Después llegó la pandemia, el confinamiento, los problemas para entrenar, los Juegos fueron pospuestos y se armó la marimorena en el selectivo para Tokio. Nada le apartó de su objetivo y llegó a los Juegos para colgarse la plata. Ahora todavía da un paso más. Dos oros y doble ración de consagración.

España reina en el medallero

España ganó el medallero del Campeonato del Mundo que terminó ayer en Halifax (Canadá) con cuatro medallas de oro, dos de plata y dos de bronce, cinco de ellas ganas en la última jornada de ayer. Además del ro de Carlos Arévalo, también tuvo protagonismo gallego el logrado por el C4 500 integrado por Juan Moreno, Pablo Graña, Manuel Fontán y Adrián Sieiro, que se impuso en la final con un tiempo de 1:39.42 por delante de Polonia y Ucrania. En una final directa, sin clasificación previa, España aprovechó la ausencia en el último momento de Alemania y se proclamó campeona del mundo con superioridad con los gallegos Graña, Fontán y Sieiro. Aventajaron en 49 centésimas a los polacos Aleksander Kitewski, Arsen Sliwinski, Wiktor Glazunow y Norman Zezula, y en 1.10 segundos a los ucranianos Vitaliy Vergeles, Andrii Rybachok, Yurii Vandiuk y Taras Mishchuk. “Tenemos un gran equipo de piragüismo en España con un altísimo nivel como estamos demostrando en este Mundial, en el que estamos en lo más alto”, resaltó Graña con la satisfacción del éxito conseguido. La última jornada del Mundial ya había dejado el oro de Arévalo y la plata de María Corbera en C1 200 metros, que cerró el campeonato con el bronce en C1 5.000,m resistencia en la que Paco Cubelos también fue tercero (K1 5.000). España logró ocho medallas con las que mejoró el bagaje en el último Campeonato del Mundo disputado en Copenhague. Tras ser cuarta en la Copa del Mundo de Racice, Corbera firmó una gran final en una prueba que inició bien, con el dominio de la china Lin Wenjun, que cedió ante el poderío de la estadounidense Nevin Harrison (49.87), campeona en 2019, y acabó cediendo en la pugna por la plata con María (50.54) por solamente una centésima. Corbera, que el año pasado fue campeona del mundo en C2 200, reeditó la plata lograda en los anteriores mundiales en esta misma prueba por la gallega Antía Jácome. Para rematar la faena, a última hora del día participó en la final de C1 5.000 metros.