La Opinión de A Coruña

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Miguel Ángel Pérez Árbitro de ACB y Euroliga, afincado en A Coruña

“El baloncesto es un deporte muy vivo”

El gaditano, afincado en A Coruña, participa en la comisión de la Euroliga que evolucionará las normas

Miguel Ángel Pérez debate con Aíto García Reneses durante un partido de ACB. / JOAN MONFORT

El baloncesto gallego se enorgullece de Miguel Ángel Pérez Pérez. Nacido en Puerto Real (25-8-1968), reside en A Coruña desde hace 17 años. Gallegas son su mujer y sus hijos. Y gallegos sus desvelos como director técnico del Comité de Árbitros de la federación autonómica. Pita en ACB desde 1999 y es internacional desde 2003. Ha participado en Eurobaskets, Afrobaskets, Mundiales, Torneos de las Américas... Sus obligaciones profesionales le obligan a la trashumancia. “Vivo en A Coruña en verano”, bromea. “A partir de septiembre casi estoy más fuera que en casa. La semana pasada tuve partidos martes, jueves y sábado; en Estambul, Múnich y Las Palmas”. Pese al ajetreo, este antiguo profesor de Educación Física sigue volcado en la formación de las nuevas generaciones. Ayuda a explicar un deporte que él mismo contribuye a evolucionar. Desde hace 15 días forma parte de la comisión que estudia las modificaciones normativas en la Euroliga. A todo alcanza: lo grande y lo pequeño, la regla y su detalle, los más grandes astros y los más jóvenes alumnos.

Hablamos de cómo el conflicto entre FIBA y Euroliga afecta a los jugadores en ventanas y demás. Pero a árbitros como usted les han hecho decidir entre Euroliga y Juegos Olímpicos, por ejemplo.

Eligieron por nosotros. Es cierto que los jugadores y entrenadores pueden participar en las fases finales de Mundial, Juegos Olímpicos o Eurobasket; nosotros, no. Hay un agravio comparativo que al final perjudica a las competiciones.

Los mejores jugadores, sin los mejores árbitros.

Eso es.

A usted, que se mueve en esa elite, le entusiasma, en cambio, la formación.

Siempre he estado vinculado a la educación, desde mis estudios, y siempre orienté igual el baloncesto y el arbitraje. Fui responsable del tema técnico arbitral durante siete años en Andalucía y desde 2011 estoy a cargo de esta responsabilidad en Galicia, fundamentalmente de la formación arbitral.

¿Cuál es su diagnóstico sobre el presente y el futuro del arbitraje gallego?

Es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Tenemos dificultades para captar árbitros. Hemos puesto en marcha muchas innovaciones. Somos la primera comunidad con una escuela de árbitros real, con una sede permanente en Santiago. Queremos crear ilusión. El día 28 es la presentación de la escuela. Tenemos dos sesiones presenciales al mes y una online. Para la online intento traer gente de prestigio internacional. En noviembre participa Ettore Messina. El año pasado tuvimos a Prigioni, Chacho Rodríguez, el director de arbitraje de la ACB... Gente muy reconocida, a la que los chavales y chavalas pueden identificar.

El arbitraje baloncestístico tiene una extraordinaria complejidad (normas FIBA, Euroliga, NBA) y está especialmente sometido a una constante evolución.

Cada año hay novedades. El reglamento en sí cambia muy poco. Son detalles muy pequeños. Pero hay un documento, el de interpretaciones de las reglas, que sí cambia. Ese libro es más largo que el de reglas. El baloncesto es un deporte muy vivo.

Los niños ya están incorporando como propio el paso cero. Los veteranos y los espectadores nos moriremos reclamándolo como pasos.

Es una reacción automática. Es una norma que cambia muchísimo respecto a la anterior. Ni siquiera está incorporada al bagaje técnico de jugadores y jugadoras. Ha sido uno de los cambios más grandes y creo que todavía no se le está sacando el provecho que se debería.

Otro debate: ¿qué se debe y qué no se debe videoarbitrar?

En la ACB este año ha cambiado mucho. Se han reducido enormemente las acciones en los primeros 38 minutos. Pero se le ha dado a los entrenadores dos oportunidades para que ellos decidan cuándo ir al instant replay (IRS), que no pierden si aciertan.

Se sigue el modelo NBA.

La NBA también está reduciendo el número de acciones que pueden ir a revisarse al IRS. Y para nosotros aquí, que somos más mediterráneos, latinos, estas interrupciones cansan al espectador. También por motivos televisivos. La gente cambia de canal. Se nota en las audiencias. A veces hay más razones de marketing que deportivas.

En la NBA suelen ir modificando las reglas en función de sus objetivos; normalmente, la promoción del juego ofensivo.

El sistema de la NBA para modificar las reglas está basado fundamentalmente en el juego. El año pasado crearon un criterio contra el manufacturing foul, el jugador que se fabrica la falta, jugando con los brazos para provocar contactos en la acción del tiro, como Harden, Curry, Doncic... Los jugadores evolucionan. La NBA estudia la relación de las nuevas acciones y su efecto sobre el juego. Buscan el equilibrio entre defensores y atacantes.

¿Y cuál es la dialéctica en Europa entre el juego y el reglamento?

El modelo de la Euroliga es más parecido a la NBA en ese sentido. En todas las competiciones se debería evolucionar adaptando las reglas al juego. A veces tardamos un poco más de lo deseable. Hay mucha burocracia en torno a esto: comisiones de jugadores, de entrenadores, de árbitros... Hasta que recopilas toda la información y compruebas que hay una mayoría entre estos tres colectivos, pasa tiempo. El ejemplo es el saque rápido en la ACB. Aunque hay detractores, la inmensa mayoría ha pensado que resulta beneficioso. Pero igual hemos estado tres años pensándolo. El proceso es lento, pero es normal.

Los jugadores que alternan competiciones deben reprogramarse antes de cada partido. ¿Los árbitros, también?

Efectivamente. Todo lo que parece algo sencillo, como que un jugador coja un balón y saque, va acompañado de una normativa que lo regula. Por ejemplo, si el balón ha ido al público, se lo darán con rapidez al local y lo retendrán ante el visitante. Se ha tomado la determinación de que el saque rápido se interrumpa en ese caso. En las primeras jornadas se han producido casos que no habíamos contemplado. La norma se va actualizando hasta que ya has contemplado todas las posibilidades.

Usted ahora participa en la comisión arbitral de la Euroliga.

Somos cuatro árbitros del grupo de 78 de la Euroliga, una alemana, un esloveno, un israelita y yo. Propondremos cambios y actualizaciones en las reglas. Es un grupo vivo. Trabajamos todo el año.

La evolución física y del tiro exterior invita a ampliar las canchas. Entiendo que de manera limitada. Difícil para todo el planeta, en colegios, pabellones, pistas... ¿Está más cercano en la Euroliga?

Es la idea, pero también tenemos limitación de instalaciones. No todas las canchas tienen la posibilidad de ampliar medio metro por cada lado, que probablemente sería lo necesario para que el jugador, por ejemplo, no pise tanto la línea de banda cuando finta un tiro de tres e inicia el bote echando el pie hacia atrás. Si en ACB se siguiese jugando en 28x15 y en Euroliga, en 28x16, habría que repintar la cancha todas las semanas. Es complicado. Hace muchos años la FIBA decía que ellos elaboraban la norma para todos los países del mundo, más o menos desarrollados. Pero al final existe una diferencia grande entre el baloncesto de elite y el amateur. Es posible que la Euroliga lo contemple en el futuro.

Antetokounmpo mide más que Romay y es más rápido que Corbalán. ¿Han evolucionado igual los árbitros?

Muchísimo. Nosotros vamos por detrás del juego y es el que nos empuja a ser mejores. Esa progresión física de los jugadores crea situaciones en una cancha tan pequeña que dificultan nuestro trabajo. Es la mayor evolución. Hemos pasado de dos a tres árbitros, todos tienen prácticamente el mismo rol en vez de que recaiga la responsabilidad en el principal. Hemos pasado de que pite el que está más cerca al que tenga mejor ángulo. Y el avance tecnológico ha sido enorme, con herramientas tremendas de videoanálisis. En Galicia trabajamos con una aplicación que nos proporciona estadísticas sobre las situaciones en que los árbitros cometen más errores. Nos permite redirigir los esfuerzos formativos.

¿Es importante la química en el trío arbitral o todo funciona según el protocolo?

Nosotros ya no somos árbitros de fin de semana como hace treinta años. Trabajamos toda la semana. En cada una de las competiciones empleamos una jornada en revisar el partido anterior. Cada uno, individualmente, recibe una evaluación de su trabajo y hace una autoevaluación. En los días de partido dedicamos dos horas de mañana a revisar vídeos de los equipos. Tenemos preparación física, reconocimientos médicos... Prácticamente trabajamos como entrenadores y jugadores.

La suya es una pasión casi legal, de participar en el juicio y a la vez en la elaboración de las leyes.

El deporte es vocacional. Yo llegué a jugar en lo que sería hoy LEB Plata. Con 19 años empecé a estudiar, era más complicado seguir jugando y no hubiera llegado nunca a lo que he sido como árbitro. Pero lo enfoqué todo en el deporte. Además de Educación Física, saqué el título de entrenador superior en 1998. Me adelanté a lo que venía y esto me ha ayudado a desarrollar mi carrera.

¿Y alguna vez ha flaqueado esa vocación? Pienso en aquella final de Copa del Rey de 2019 entre Barcelona y Real Madrid: la falta no señalada sobre Singleton, el tapón que no concedieron a Randolph tras la revisión por vídeo, la amenaza de Florentino de retirar al Madrid de la ACB, la nevera para ustedes durante varias jornadas...

No tuve dudas de mí mismo. Fueron unos errores muy importantes. Pero tenía la conciencia tranquila de haber intentado hacerlo lo mejor posible. Te queda aprender del error e intentar que no se repita. Mentiría si dijera que no me afectó, pero me importó muchísimo más cómo afectó a mi familia, a mis hijas, a mi mujer. Ellas vieron la trascendencia mediática. Lo que no te mata te hace más fuerte. Nunca se me pasó por la cabeza dejarlo todo. Fue un accidente, importante porque fue en un partido trascendental. No conozco a ningún compañero, y mira que he andado por todos los continentes, que yo haya notado que ha querido perjudicar a alguien. Nosotros juzgamos en esa ocasión sobre unas imágenes concretas y aquello sirvió para cambiar el protocolo. Nadie estuvo más fastidiado que nosotros por lo que ocurrió.

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