Pasó contra el Lleida. Se repitió frente al Estudiantes. Y como no hay dos sin tres, el Leyma volvió a tropezar de la misma manera ayer ante el Valladolid. Empieza a ser una constante cuando se enfrenta a los grandes. La maldición del último cuarto. Los naranjas ganaban de seis puntos cuando quedaban poco menos de cinco minutos. Un parcial de 18-3, del 55-61 al 73-64 final, fue su condena. Cierto que tuvo que afrontar la mayoría de ese tiempo casi sin pívots, pues tanto Nwogbo como Diagne acabaron expulsados por faltas. Pero atascados en ataque, sin plan, tampoco pudieron retener atrás todo lo que habían ganado antes.

La falta de un referente a veces es una virtud y otras, un desventaja. Mantuvo el tipo Font. Filipovic salió inspirado y se fue desinflando. Con dos triples en los primeros minutos le dio una primera ventaja a los naranjas, demasiado pronto como para sacar conclusiones. No obstante, el dominio del tanteador siempre fue visitante hasta llegar a un último minuto loco en el que Belemene, ex del Leyma, empató con un triple, le respondió Font desde la línea de 6,75 y de nuevo Belemene encestó de tres para el 20-20 con el que se cerró el primer cuarto.

Salieron mejor los locales en el inicio del segundo, con un 7-0 que obligó a pedir tiempo muerto a Diego Epifanio. El plan no salió del todo bien porque el Valladolid todavía se fue más con una jugada de esas que hace daño, un 2+1 justo cuando se acababa el tiempo de la posesión. El parcial se fue hasta el 10-1 (30-21). Un triple de Javi Vega frenó la sangría y con un buen ejercicio defensivo atrás y a base de ir sumando a cuentagotas en ataque, el Leyma consiguió acercarse a tres puntos (33-30). Un esfuerzo que con otro estirón local no se vio reflejado al descanso (37-32).

No sentaron bien los vestuarios a ninguno de los dos equipos y el tercer cuarto se caracterizó más por los errores que por los aciertos. La intimidación de Diagne en la pintura impedía estar cómodos a los pívots pucelanos y los puntos llegaban desde fuera. También desde ahí marcó Font un triple para igualar la contienda antes de afrontar el último cuarto (47-47). Él fue el protagonista ofensivo principal que llevó a los naranjas a una ventaja de seis puntos cuando quedaban cinco minutos (55-61). Hasta que, otra vez, se apagó la luz.