La España de los coruñeses David Torres e Ignacio Alabart finalizó los World Roller Games que concluyeron ayer en Argentina en la quinta posición, lo máximo a lo que podía aspirar después de caer en cuartos de final contra Francia y quedarse fuera de las semifinales por primera vez en 31 años. El combinado dirigido por Guillem Cabestany se impuso a Angola por 8-0 en la clausura del campeonato, una goleada de la que participaron el jugador del Liceo y el del Barcelona y que se gestó en los minutos finales, en los que los españoles dieron un tirón y los africanos bajaron físicamente. El partido también tenía tirón por si era el último del argentino Martín Payero, ex de Liceo, Órdenes, Cerceda y Dominicos, nacionalizado angoleño, que con 45 años disputó, posiblemente, su último Mundial, pero no se sabe si regresará para volver a vestirse la camiseta blanquinegra.

España acaba quinta, el menor de los males

España tuvo que reponerse a la decepción de quedarse fuera de la lucha por las medallas. Ya lo hizo el sábado, cuando tuvo que enfrentarse a Alemania, además lejos del Aldo Cantoni, como una alegoría de lo que había supuesto su eliminación. Ayer regresó al pabellón principal del torneo, aún vacío, sin el calor que horas más tarde tendría para la final entre Argentina y Portugal. La superioridad española ya había quedado patente en el duelo de la fase de grupos, con victoria por 5-1. Y nada más empezar el choque Ferrán Font y Pau Bargalló pusieron en ventaja a los de rojo. Alabart y Roca firmaron el 4-0 con el que se llegó al descanso y que permaneció hasta los diez minutos finales, en los que se desató la goleada. David Torres, Toni Pérez, Sergi Aragonés y de nuevo Pérez estiraron el marcador hasta el 8-0 cuando Angola ya empezaba a acusar el bajón físico de contar con menos rotaciones en el banquillo.

Acaban los World Roller Games de Buenos Aires y San Juan. Ahora ya hay que mirar hacia Roma. La capital italiana toma el relevo en la celebración de esta especie de Juegos Olímpicos de los deportes con ruedas que arrancaron en 2017 en Nanjing (China), siguieron en Barcelona en 2019 y se trasladaron al otro lado del charco con un año de retraso por la pandemia.