No importa que el Oviedo sea colista. O que acumule siete derrotas en otras tantas jornadas desde el inicio de la competición y que, por tanto, todavía no haya ganado. La visita a Pumarín (12.30 horas) siempre enciende todas las alertas naranjas. El Leyma solo sabe perder en la pista asturiana en temporada regular. Hace dos años, en el play off de ascenso, Zach Monaghan rompió la maldición con una canasta que dio el triunfo y el pase a las semifinales. Es la única que figura en la hoja de servicios de los coruñeses, que se aferran a la buena defensa y trabajo coral en ataque que les ha acompañado esta temporada para intentar dar carpeta a la maldición y seguir mirando hacia la parte alta de la clasificación en la que cada vez hay más equipos en un puño. Diego Epifanio podrá contar con toda la plantilla, incluso con Olle Lundqvist. El sueco ha vuelto esta semana a entrenar al mismo ritmo que sus compañeros y podrá enfrentarse al que fue su equipo el curso pasado.

La dinámica del Leyma es ganadora mientras que se encontrará un rival al que los problemas ahogaron en el inicio de la temporada. Lesiones, falta de jugadores, equipo sin terminar de confeccionar ya iniciada la competición... y siete derrotas como consecuencia de todo. Ya se midieron en pretemporada y el resultado fue una contundente victoria naranja. Pero justo esta semana ha sido la primera en la que los asturianos han podido ver la luz y trabajar con normalidad. “Juegan en su casa y nos lo van a poner difícil”, confirma Diego Epifanio, que destaca que se trata de una plantilla joven, con mucho futuro, en la que la experiencia la pone Arteaga, su máximo referente. “Tácticamente es un equipo que está muy bien trabajado en muchas de las situaciones defensivas para sacar ventaja de juego sin balón”, analiza. “Y Arteaga y Andrejevic son generadores de peligro, tanto en situaciones de poste bajo como en bloqueo directo. Es un equipo que nos va a exigir mucho, que juegan a mucho ritmo y hay que controlar el rebote y su calidad individual”, añade.