Continúa la maldición de Pumarín. El Leyma sigue sin ganar en temporada regular en Oviedo, donde cayó ante un colista que además sumó su primera victoria de la temporada a costa de los naranjas. El conjunto coruñés da un paso atrás y vuelve a evidenciar problemas cuando el partido llega igualado al último cuarto. Después de un esfuerzo en el tercero para levantar doce puntos en contra y llegar empatados (69-69), en siete minutos no fue capaz de meter canastas y todos sus puntos llegaron desde la línea de la personal. Solo Javi Vega parecía tener ganas de ganar. El resto desapareció y acumuló errores para sumar la cuarta derrota del año antes de recibir el viernes al Alicante en Riazor.

La situación del Oviedo no era buena. Los asturianos no habían sido capaces de ganar ningún partido. Pero también había sido su mejor semana, la primera desde que arrancaron el curso en la que pudieron entrenar con la plantilla completa (aunque Marc Martí se perdió el duelo). Y para un equipo en una situación tan crítica, cualquiera buena noticia es un ancla. El otro salvavidas se lo lanzó el Leyma, que le dio una oportunidad tras otra hasta que los locales la agarraron y no la desaprovecharon. “Espero que no cojan confianza por culpa de nuestro errores”, decía Diego Epifanio en la previa. No se sabe si proféticamente o porque ya conoce a sus jugadores.

Y es que el Leyma no jugó a nada. Esperó a que fuera el rival el que cometiera los errores para vivir de ellos. Cuando no estuvieron sobre la pista Pruitt, Arteaga y sobre todo, Peñarroya, les llegó para mantenerse a flote. Cuando ellos aceleraron, los naranjas no tuvieron cambio de ritmo. Eso sí, reaccionaron cuando se vieron por abajo. Ocurrió en el primer cuarto, cuando el Oviedo se fue 1 9-12. Un parcial de 0-10 lo arregló y una canasta desde el centro de la pista y sobre la bocina del primer cuarto de Javi Vega les dio ventaja antes del primer descanso (27-29). Y de un primer cuarto con una anotación altísima se pasó a un segundo en el que primaron los fallos y en el que parecía que no pasaban los minutos. Fue momento para el protagonismo de Atoumane Diagne, que se aprovechó de que Arteaga estaba en el banquillo para imponer su superioridad. Al descanso, el Leyma mandaba por 6 puntos (40-46).

La vuelta de vestuarios fue un despropósito para el Leyma. En solo cuatro minutos y medio encajaron 17 puntos. Mucho. Demasiado. Porque además solo fue capaz de anotar dos. Y de tiros libres. El 57-48 y el 62-50 fueron otros de los momentos críticos. La única buena noticia es que había tiempo para la reacción y esta llegó. Un triple de Javi Vega abrió el camino y apareció Yunio Barrueta para con otros dos seguidos poner a los suyos a solo dos puntos (67-65). El capitán se encargó de poner la igualdad al anotar dos tiros libres y otra canasta sobre la bocina del final de cuarto (esta vez de dos).

Con 69-69 el Leyma tenía una nueva oportunidad y el panorama se despejó cuando Arteaga cometió la cuarta falta. El veterano pívot miró al banquillo y le pidió a su entrenador que confiara en él. Se quedó en la pista y se encargó de sacar del partido a Nwogbo, que recibió una técnica. Los naranjas no consiguieron sacar ventaja de la situación y solo a base de tiros libres (fallando diez a lo largo de todo el partido) iban sumando. Les llegó para dos pequeños colchones (74-78 y 78-80). Pero desde que quedaban 07:44 se les encogió el brazo mientras los locales se crecían. Peñarroya y Pratt acertaron dos triples. Arteaga cogió rebotes ofensivos. Un nuevo triple de Pratt sentenció (90-80). Ya no importó que acertara también de tres Barrueta. El Leyma se dejó su esencia en Pumarín y sin ella llegó la derrota más dolorosa de la temporada.