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Dos minutos, tres goles y una victoria

El Liceo perdía 2-4 y en 120 segundos pasó al 5-4 de la mano de Sanjurjo y Gaete

María Sanjurjo y Bea Gaete, ayer, en el Palacio de los Deportes de Riazor. |  // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

María Sanjurjo y Bea Gaete, ayer, en el Palacio de los Deportes de Riazor. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / María varela

“Fue lo más heavy que he vivido en una pista de hockey”, intenta resumir María Sanjurjo. “Nunca me había pasado”, añade y su compañera Bea Gaete confirma: “A mí tampoco, si la memoria no me falla, ni siquiera en categoría inferiores”. Se refieren a la remontada del pasado sábado del Liceo ante el Voltregá que prácticamente escapa a todos los calificativos. Porque cuando María Anglada marcó el 2-4 para el equipo catalán, el marcador señalaba que solo quedaban 2 minutos y 10 segundos por delante hasta que sonara la bocina que indica el final del partido. Tiempo suficiente para que la coruñesa y la chilena anotasen tres goles —dos y uno respectivamente— para darle la vuelta al marcador y otorgar una victoria al conjunto local que tiene que servirle para empezar a mirar hacia arriba en la clasificación.

“Para mí fue una situación rara porque aunque íbamos perdiendo yo no notaba ni una sola mala cara entre mis compañeras. Cada vez que nos metían, nos mirábamos y tirábamos para adelante”, recuerda Sanjurjo. “Estuvimos todo el partido llegando a portería y yo creo que en esos dos últimos minutos la cabeza ya se nos puso a chutar sola. Fue muy heavy. En tan poco tiempo creo que no me dio tiempo a sentir nada, sólo sé que estábamos muy contentas y aún ahora me cuesta ponerle palabras”, continúa. Una remontada que ni los más acérrimos seguidores y los que más confían en ellas se lo podían creer. “Lo hablé con mi abuelo cuando terminó el partido”, reconoce Gaete, “hasta él creía que con el 2-4 se había acabado todo”. Pero el Liceo no había dicho su última palabra. “Marcamos el 3-4 muy pronto —ella misma, a falta de1:56—, nos abrazamos y nos dijimos que lo íbamos a intentar hasta el final y ya con el 4-4 —de Sanjurjo, a 1:02— dijimos que íbamos a ganar el partido —marcó el quinto Sanjurjo a 10 segundos del final—”, describe la capitana de la selección chilena.

En el partido, las de Stanis tuvieron que tirar de otros recursos, como el chut lejano, porque los equipos ya van conociendo sus puntos fuertes y se cierran atrás, impidiendo la conexión letal de jugadoras como Sanjurjo, Gaete y Alba Garrote. “No estamos acostumbradas a hacer esto pero tenemos que estar preparadas para jugar contra todo tipo de equipos que además es eso, que ya nos van conociendo y ya hemos perdido el efecto sorpresa”, indica la coruñesa. “El año pasado éramos nuevas y no nos conocían. Ahora ya sí y estamos buscando antídotos”, opina la chilena. Es una de las razones por las que el inicio de la liga no les ha ido todo lo bien que esperaban, con tres victorias y cuatro derrotas, por lo que la remontada contra el Voltregá puede ser un punto de inflexión. “También el año pasado empezamos mal... queda mucho y fijo que esto nos ayuda”, confirma Sanjurjo. “Necesitábamos los puntos y ahora tenemos que pensar que lo malo ya pasó y que este es el camino a seguir”, afirma su compañera.

El otro motivo del arranque irregular es la difícil planificación cuando hay un Mundial de por medio. Sanjurjo no fue, pero sí que estuvo ayudando en la preparación de la selección española —“es difícil quedarte fuera, pero no lo llevé tan mal como esperaba, mientras estuve allí entrené, disfruté y me lo pasé muy bien”, aclara—. Gaete lo jugó como capitana de Chile, así que en poco tiempo viajó de su país a España para disputar la primera parte de la competición con el Liceo, volvió a casa, fue a Argentina —con un resultado decepcionante porque se quedaron fuera de las semifinales—, de nuevo a Chile y recién aterrizada en Barcelona, se fue a jugar un partido de su equipo contra el Igualada. “Fue agotador... mientras estaba en pista pensaba por qué lo había hecho”, bromea. Lo hizo por su compromiso con el equipo. El mismo que le llevó a fichar cuando aún estaba en OK Plata. Y que le arrastró a jugar lesionada cuando apenas podía sentarse por dolor en los tibiales. “Ya estoy cien por cien recuperada”. Y lista, como todo el equipo, para los retos que esperan. Este fin de semana, el temible Vila-sana. Y a corto plazo —después de Navidad— el deseado debut en Champions.

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