Baloncesto - LEB Oro

“Sonríe, Ingus, sonríe”

Vuelve Álex Hernández con el Leyma y el letón, adaptado al rol de base como si llevara toda la vida, afirma que hará lo que diga el míster, entre otras cosas, reír más

El base letón del Leyma, Ingus Jakovics, en la grada del Palacio de los Deportes de Riazor. |  // CARLOS PARDELLAS

El base letón del Leyma, Ingus Jakovics, en la grada del Palacio de los Deportes de Riazor. | // CARLOS PARDELLAS / María Varela

El baloncesto, dice Ingus Jakovics, le eligió a él, no él al baloncesto, básicamente porque no había mucho más donde escoger en Madona, la ciudad del este de Letonia que le vio nacer hace 29 años, casi 30 —los cumple el próximo mes de abril—, que no llega a los nueve mil habitantes y cuya única oferta deportiva consistía en una pequeña pista de baloncesto. El que ahora es el base del Leyma y uno de los hombres de moda de la LEB Oro en su puesto empezó así una andadura en la que las casualidades fueron marcando su destino. Porque él quería crecer y jugar bajo la canasta, ser como Dirk Nowitzki, pero se quedó en 186 centímetros. Y porque ya resignado a tener que ver los aros desde lejos y en la madurez de su juego ha estallado no como shooting guard, escolta, lo que era habitual en él, sino como base, point guard, un nuevo rol que iba a ser momentáneo, por lo menos hasta la vuelta de Álex Hernández al equipo, pero que hasta él mismo duda de si ahora quiere abandonarlo precisamente cuando el murciano reaparecerá diez meses después de su lesión de rodilla en el partido de esta noche contra el líder en Palencia. Hará, como siempre, lo que le pida el míster aunque no en todos los casos puede cumplir con los mandatos de Diego Epifanio: “Me dice, y me lo recuerda todos los días, que tengo que sonreír más”.

Si no lo hace no es porque no esté contento y durante la entrevista, de hecho, abandona el semblante serio y concentrado que le acompaña cada vez que salta a la pista. “Somos gente que no solemos sonreír”, explica sobre su sangre fría, la que le devuelve de nuevo a sus orígenes, otra vez aquella pequeña Madona, nombre de cantante que eleva la temperatura pero que si se le quita una ene es la ciudad letona cuyos termómetros apenas alcanzan los números en positivo durante un invierno que dura nueve meses. También pasó por las vecinas Rusia y Ucrania, sin cambiar mucho de escenario. "En Rusia es muy duro porque estás a -40 grados”, reconoce. Porque “baloncesto siempre es baloncesto, un juego en todas partes”, responde sobre las diferencias entre jugar allí y en Italia, Francia y España, sus otros destinos, “lo que cambia es lo que está fuera”. Por eso se queda con las experiencias en Italia y ahora en A Coruña, porque por más que venga del frío, prefiere el carácter latino. “La mentalidad es parecida en Italia y en España. La gente es más abierta aquí, más sonriente y amigable. Es más fácil vivir porque todo el mundo te ayuda fuera de la pista. Me encanta”, comenta. Y además le acompaña el calor de tener un hogar al que regresar, con su mujer y su hija en la ciudad: “Ayuda mucho, sobre todo después de los malos partidos”.

Venía de jugar en Francia y de tener una temporada discreta a nivel personal y por eso se encontró en verano con una situación que define como “rara”, apenas “sin ofertas” para incorporarse a nuevos proyectos. Y en ese desierto apareció el Leyma. “Cuando me llamó Epi —por Diego Epifanio— quise aceptar el reto y venir aquí porque sabía que el Leyma iba a luchar por estar en el play off y llegar a la ACB. Para mí es importante estar en un equipo que luche por algo”, cuenta sobre su fichaje. Ya estaba avisado de que lo que el equipo necesitaba, por lo menos para los primeros meses, era un base: “Las últimas temporadas las jugué de dos y se lo dije a Epi, que prefería jugar de dos, pero él me dijo que me necesitaba de base porque Álex (Hernández) estaba lesionado”, recuerda. Y se ha desenvuelto en el puesto como si llevara toda la vida haciéndolo, con las 14 asistencias contra Cáceres como su graduación cum laude. “Creo que es mi récord personal. Me sorprendió mucho después del partido, no me lo esperaba. Creo que la mitad son suerte, la verdad es que es impresionante”, dice y ahora que regresa el base murciano a las convocatorias, le entran las dudas. “No sé qué decir. Siempre preferí el 2 pero ahora... tengo una conexión muy buena con el equipo. Vamos a ver lo que el entrenador quiere de mí. Si me quiere de uno, jugaré de uno. Si me quiere de pívot, también”, se atreve a bromear para intentar seguir las indicaciones de su técnico.

La conexión con él es total, tanto que ya piensa en que de los dos partidos que quedan de la primera vuelta, uno es contra el Burgos y va a ser especial para él, incluso pasando por delante del de hoy contra el líder Palencia. “Paso a paso, creo que podemos ganar los dos y que será muy importante para la clasificación”, analiza y señala el partido en Castelló, que marcó el inicio de la racha de cuatro victorias seguidas, como el punto de inflexión en la trayectoria del Leyma: “Fue el primero que ganamos con el partido igualado y nos dio mucha confianza para el futuro”. Pero aún hay cosas que mejorar. “Cada partido jugamos 30 minutos muy buenos y 10 malos. Necesitamos arreglar eso, tanto en defensa como en ataque, las pérdidas... “, reflexiona, “pero por lo general nos estamos moviendo en la buena dirección”. Esa que tantas veces lleva su firma. Sonríe Ingus, le dice su entrenador, que lo estás haciendo muy bien.

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Penúltimo partido de la primera vuelta en la LEB Oro que lleva al Leyma a la cancha del Palencia (21.00 horas), el líder de la categoría que solo ha perdido un partido de los quince disputados y que encadena nueve victorias seguidas, en busca de la décima. También los naranjas están en su mejor momento del curso, con cuatro triunfos consecutivos y, aún con la duda de la presencia de Atoumane Diagne, con un esguince de tobillo, con una gran noticia en la convocatoria: la vuelta de Álex Hernández diez meses después de su grave lesión de rodilla.

“Es un equipo al que Pedro (Rivero) ha transmitido, como lleva haciendo todos los años que está en la LEB, que crea en el trabajo que hace en la pista. Desde el primer momento ha sido un rodillo. Creo que Pedro ha conseguido que cada uno de sus jugadores sepa lo que tiene que hacer”, analiza Epifanio sobre el Palencia. “Son capaces de explotar las debilidades del rival, juegan con mucho ritmo y sobre todo, son la mejor defensa y delante están en el top cuatro de puntos anotados”, añade y señala a varias piezas: “Wintering a nivel del ritmo está haciendo que el equipo juegue muy fácil: además tiene cuatro jugadores en el perímetro con muchos puntos en las manos y tanto Rozitis como Kasibabu en el interior le da mucha energía”.

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