Polideportivo

Peligros más allá del frío

Los preparadores físicos del Leyma y del Liceo repasan los problemas derivados de la baja temperatura en el Palacio, como el mayor riesgo de lesión para los jugadores

Primer entrenamiento del Liceo de la pretemporada.

Primer entrenamiento del Liceo de la pretemporada. / CARLOS PARDELLAS

El Palacio de los Deportes de Riazor tiene múltiples usos. Desde gimnasia de mantenimiento para la tercera edad hasta la actividad de escuelas deportivas municipales. Y en medio de todos desarrollan su día a día el Leyma y el Liceo, los dos equipos profesionales de la ciudad —también el Liceo femenino y los patinadores del Maxia con campeones del mundo como Lucas Yáñez—. La denuncia del frío en el pabellón que hizo Diego Epifanio, entrenador del conjunto de baloncesto, después del partido contra el Juaristi es solo la punta del iceberg del mal estado o falta de acondicionamiento y modernización de parte de las instalaciones coruñesas. Gus Gago y Marc Godayol, preparadores físicos naranja y verdiblanco, repasan los problemas con los que se encuentran para desarrollar su trabajo con normalidad. El principal, el frío que conlleva problemas más serios como la mayor predisposición a lesionarse. Pero también otros de intimidad y seguridad. En resumen: “A día de hoy, no hay ninguna instalación deportiva en la ciudad que pueda acoger, con una condiciones mínimas, a un equipo profesional”.

Entrenamiento del Leyma en el Palacio de los Deportes de Riazor.

Entrenamiento del Leyma en el Palacio de los Deportes de Riazor. / CARLOS PARDELLAS

Menos temperatura, más riesgo de lesiones

“En los deportes indoor la temperatura está regulada entre los 16 y los 25 grados porque como los jugadores están entrando y saliendo constantemente, se pueden enfriar”, explica Gago. “La temperatura baja aumenta la rigidez muscular, eso disminuye la capacidad de absorción de impactos y aumenta el peligro de lesión”, continúa. El preparador físico desvela que los jugadores del Leyma —entre los que hay un sueco y un letón, acostumbrados a temperaturas extremas— están realmente incómodos cuando hace frío porque en el Palacio “la sensación térmica es inferior” y además “hay corrientes” porque siempre hay gente entrando y saliendo, abriendo y cerrando puertas. “Es terrible. Se les hace muy desagradable y les cuesta mucho entran en calor”, indica. Por eso a veces incluso se ve obligado a modificar las sesiones: “Cambio los contenidos para que los jugadores no estén parados mucho tiempo y aumento la fase de calentamiento para que les dé tiempo a incrementar su temperatura corporal”. Para el técnico naranja, la climatización no sería ningún lujo. “En la LEB Oro no conozco otro caso igual. Los pabellones pueden ser más pequeños o más grandes, más bonitos o más feos, pero están acondicionados y tienen funcionalidad. Para mí, que el público venga a vernos en días como el viernes contra el Juaristi me parece casi una heroicidad”, concluye.

Falta de seguridad por la actividad constante alrededor

“Hay un tema que siempre hablamos Juan Copa y yo, que es el de la intimidad y la seguridad”, relata Godayol, que concuerda palabra por palabra con Gus Gago en sus declaraciones sobre el frío expuestas en el punto anterior y añade otros peligros de seguridad. “Cuando entrenamos hay unas 20 ó 30 personas corriendo por las pistas de alrededor. Y solo hay una fina malla que nos separa. La bola de hockey es muy dura y va a una velocidad que da miedo. Por suerte nunca ha pasado nada grave, pero hace dos meses un jugador disparó, rebotó la bola y le dio en la cabeza a una chica”, comenta. “Yo no conozco ninguna otra instalación donde un equipo profesional comparta espacio, simultáneamente, con otros deportistas. Todos los entrenadores que vienen aquí se quejan”, aporta el del Leyma. “Hay veces que la sesión tiene un componente más táctico y la comunicación es impotente, pero con el ruido se hace complicado. Por las mañanas hay gente, pero por la tarde compartimos con las escuelas, con 60, 70, 80 niños que, como es normal, hacen mucho ruido”, continúa. “A veces nos cuesta escucharnos”, corrobora el del Liceo.

Gimnasio, sala de enfermería y zonas de recuperación

El frío no se limita a la pista. El gimnasio es también una nevera con todos los riesgos que eso implica. Aunque tampoco es su principal problema. “Hay máquinas que no están en buen estado, hay algunas que no funcionan, faltan piezas, discos, hierros... y es una sala que utilizamos nosotros, pero que durante todo el día va pasando todo tipo de gente y por eso no puedes dejar nada preparado. Y esto no te da tranquilidad ni seguridad de si al día siguiente vas a tener lo que necesites para lo que llevas planificado para el entrenamiento. Vas pensando: ‘¿Hoy estará todo, habrá desaparecido algo, estará roto, faltarán pesas?’”, relata Godayol, que añade detalles que les dejan en inferioridad de condiciones con sus principales rivales, el Barça y los equipos portugueses: “Juan y yo nos tenemos que reunir fuera del Palacio, no tenemos un despacho. En la enfermería hay una máquina de hielo que funciona a medias. Y otros clubes tienen salas con piscinas de hielo y una serie de equipaciones que en el Palacio no hay”.

Suscríbete para seguir leyendo