Hockey sobre patines
Aplausos a Pili todos los días
El Liceo homenajea a su utillera el Día del síndrome de Down - “Es una más del ‘staff’ y con ADN verdiblanco”, dice Juan Copa
Hace un año que Pili Pouso se convirtió en el mejor fichaje en el mercado invernal del Liceo. Quince meses después, tres de prácticas y doce ya de contrato con el club verdiblanco, la utillera es “una más del staff”, como señala Juan Copa. De lunes a viernes llega puntual al Palacio de los Deportes de Riazor para hacer su trabajo, aunque ayer fue especial. Por el Día del síndrome de Down, los jugadores y el cuerpo técnico le tenían preparada una pequeña sorpresa y en modo de homenaje por una sociedad sin estigmatizaciones se sacaron una foto con ella que terminó en aplausos. Pero la ovación para ella es el día a día y sin falta de celebraciones. “Les llevo las aguas, busco las bolas que se escapan a las gradas y doblo la ropa”, explica sobre sus funciones, que han ido creciendo a la par que la seguridad en sí misma. Se pasea por la pista como si lo llevara haciendo toda la vida. No se le escapa ni un movimiento. Ni en los entrenamientos, ni en los partidos, que sigue desde la valla. “No me pongo nerviosa”, dice. Porque confía cien por cien en los chicos.
“¿Pili? ¡Qué te voy a decir de ella! Es un cielo”, comenta Juan Copa. “Es una más del staff. Desde que llegó nos ganó a todos y forma parte de nuestro club”, continua y apunta algo muy importante para él. “Tiene ADN del Liceo”. Y se explica: “En los entrenamientos está continuamente animando a los jugadores”. A todos. Aunque ella confiesa que, además del capitán David Torres, que ejerció un papel fundamental en su incorporación al club a través de su ONG 1partido1causa, tiene esta temporada otro ojito derecho en el argentino Fabrizio Ciocale.
“Eso es porque es argentino, como yo”, bromea Pina Ruocco, la madre de Pili, de 24 años, que enumera los beneficios que ha tenido para su hija este año de trabajo e integración de la mano del Liceo: “Ha sido un paso muy importante para ella a nivel de madurez, pero también de autonomía, en lo social para saber relacionarse con un grupo, de compañerismo, de responsabilidad porque tiene que llegar puntual a su trabajo, de respetar las normas porque hay jugadores que quieren las cosas de una determinada manera, como César Carballeira que no se le puede mover nada... Además está muy atenta para saber qué tiempo va a hacer al día siguiente para prepararse la ropa y la elige en función de eso. Ella está muy contenta y nosotros también”.
Pina Ruocco destaca también la acogida que ha tenido en la plantilla del Liceo, sin paternalismos ni condescencias. “No la están sobreprotegiendo. Es más, cada vez le mandan hacer más cosas y ella ha tenido que ir aprendiendo cosas nuevas”, dice. Como los nombres y los números de los ocho jugadores nuevos de este año. “Con Juan Copa habla mucho, que yo lo veía tan serio... pero después ya lo conocí y es encantador. Marc le hace bromas, con Antón también muy bien, con Fran Tato, que le enseña cada vez cosas nuevas...” , indica. Y deja una reflexión final: “Pili ha tenido su aprendizaje con ellos, pero ellos también con ella”. Una relación laboral y personal que beneficia a todas las partes.
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