67-77 | Gipuzkoa destroza al Leyma

La pareja Carlson-Ander Martínez y el buen juego coral de los vascos convierten en irreconocible al equipo naranja | El domingo, primera final en el Palacio

Carlos Miranda

Carlos Miranda

En los play off de la ilusión, el Leyma se ha llevado un golpe y de los fuertes a las primeras de cambio. El Gipuzkoa Basket, apoyado en Ander Martínez y Carlson y en un excelso y efectivo juego coral, desfiguró y minimizó hasta hacer irreconocible al conjunto naranja, que no fue capaz de dar respuesta ni de acercarse en el marcador en casi ningún momento del choque (67-77). Ya le había avisado en el partido jugado en fase regular en el Palacio de los Deportes de Riazor y todas aquellas sensaciones y buenas hechuras se acabaron confirmando ayer en un equipo que acertaba con facilidad desde la media y larga distancia y que se mostraba seguro con la pelota y en la gestión del juego. El Leyma no estuvo bien ni tampoco le salió nada. Fallón, flojo en defensa, ofuscado, nervioso... Fuera del partido. La tarde fue para olvidar y una decepción para una hinchada naranja, entregada, que sabe que su equipo puede levantarse y que estará al pie el cañón este domingo (18.00 horas). El grupo de Diego Epifanio se había hecho a la idea de jugar muchas finales en las próximas semanas camino de la ACB, aunque no imaginaba que la primera llegaría tan pronto. La serie tiene que salir igualada de A Coruña para tener algo de vida en los duelos que le esperan la próxima semana en Illumbe. Una nueva prueba de estrés y de madurez para este grupo que ha ido creciendo a lo largo de la temporada.

Nwogbo se lanza a por una pelota. |  // VÍCTOR ECHAVE

Nwogbo se lanza a por una pelota. | // VÍCTOR ECHAVE / Carlos Miranda

La soltura con la que saltó Gipuzkoa al parqué del Palacio ya no presagiaba nada bueno. Un triple de Carlson, una canasta de Nurger... Y ya no era solo lo constatable, los puntos, eran las sensaciones. Como ocurriera hace meses, la casa del Leyma no le pesaba nada a su rival no le restaba ni ápice de frescura al juego del equipo de Lolo Encinas. Tiros fáciles, mucho espacio, soltura en el pase, control de juego... El grupo de Diego Epifanio se veía sorprendido en el arranque y no porque la liga regular no le hubiese avisado. Poco a poco iban buscando apretar y llevar el partido a su terreno, pero a duras penas, seguía agarrado a él. El 9-6 fue la máxima ventaja en ese periodo y en todo el partido para el conjunto local. Filipovic era el más decidido a igualar el duelo, no estaba tampoco muy acompañado. Yunio Barrueta y Nwogbo estaban desaparecidos, solo se asomaba Lundqvist. Les costaba a todos. Un parcial de 5-13 le terminó de enterrar al final de ese primer cuarto. 17-24.

Esa distancia parecía circunstancial y remontable. Se acabó convirtiendo en una brecha insalvable para el equipo naranja. El Leyma apretaba los dientes, bajaba la cadera y multiplicaba las manos cerrando líneas de pase. Hizo mella, no del todo en los vascos. Se acercó, de repente, a cinco. Se puso a nada, 25-30, aunque en realidad le fue imposible meterse del todo en el partido. Gipuzkoa se iba creciendo de manera gradual e imparable, apoyado en su tino, sus manos calientes, la armonía de su juego y, sobre todo, en que solo perdió un balón en toda la primera parte. El Leyma, en cambio, había extraviado ocho pelotas en un periodo que, en muchos momentos, fue un correcalles. Para su desgracia, no era lo único que no encontraba en su juego. Ni acierto ni defensa ni identidad, en definitiva. El equipo visitante fue machacándolo canasta a canasta y sin descanso hasta que el intervalo señaló un doloroso y significativo 31-47.

El Leyma quiso ser y fue durante algunos minutos otro equipo tras el paso por vestuarios. Su arranque, con una defensa 2-3, fue arrolladora y esperanzadora. 10-0 o 12-2 de salida. Barrueta parecía revivido con dos triples, Lundqvist no desistía. El tanteador empezó a apretarse con una diferencia media de cinco o siete puntos. El equipo coruñés se había aproximado, pero no culminaba. Eso le frustró, le ofuscó y le dio aire a Gipuzkoa, que se rehizo hasta arrancar el último cuarto como un cohete. Del 49-54 al 51-64 a seis minutos para el final, ya avanzado el último periodo. Para entonces Carlson ya estaba en 17 puntos, Ander en 13 y Zubizarreta dominaba el partido a su antojo.

Los últimos compases fueron casi de una saña sutil de los vascos. Mientras el conjunto naranja no se encontraba, Gipuzkoa percutía sin descanso y de manera casi repetitiva sobre el aro naranja. Caían los triples, también de Jaworski. Buscaba machacarle en este primer partido y para toda la serie. Ni llegó a estar el Leyma por debajo de la brecha psicológica de los diez puntos. Solo pudo maquillar lo inmaquillable: 67-77.