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1-0 | El Liceo vence con galones al Lleida

Ciocale resuelve con un golazo un duelo con más solidez en defensa que acierto en ataque

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

El Liceo se llevó al bolsillo la primera victoria en casa de este año y comenzó su idilio con Riazoren una segunda vuelta en la que espera hacer un pleno de triunfos en casa. Los verdiblancos vencieron (1-0) en un duelo en el que tiraron de galones y de oficio. El segundo y el cuarto clasificado midieron sus fuerzas y los coruñeses, mejor posicionados, supieron imponerse. Fabri Ciocale, con un misil de media distancia, desequilibró un partido sobrio en la ofensiva y solvente en área propia.

El Palacio de los Deportes de Riazor necesitaba calor en la pista, pero tanto el Liceo como el Lleida tardaron en entrar en dinámica. Ambos conjuntos midieron sus fuerzas con más respeto que ímpetu en las primeras acciones del encuentro. Los coruñeses, con su cinco de gala y una rotación corta, trataron de hacerse con la manija del partido aprovechando su condición de local y la solidez defensiva de las últimas semanas. Sin embargo, un error a las primeras de cambio en el inicio de una transición le dio al Lleida la oportunidad de golpear primero en la casa colegial. Jordi Badia se hizo con una bola que se le escapó del stick a Dava Torres saliendo de área propia y recibió el derribo de Carballeira cuando encaraba a Martí Serra. Los árbitros decretaron la pena máxima. El meta liceísta, que anunció su marcha al final de la temporada, logró adivinar las intenciones de Nuno Paiva en el lanzamiento para conservar el empate inicial.

El Liceo encontró su mordiente tras el primer tiempo muerto. Arnau Xaus mandó una bola al hierro al recibir un gran pase filtrado en el corazón del área. La ocasión del pichichi colegial fue un aperitivo para el plato principal, que en esta ocasión corrió a cargo de un cocinero menos habitual esta temporada. Fabri Ciocale se sacó de la manga un misil en transición que sorprendió a Martí Zapater y se transformó en el primer tanto del choque (1-0).

Los verdiblancos querían un premio mayor. Bruno Saavedra trató de replicar, con menos acierto, el chut del argentino. El jugador compostelano volvió a disponer de varias oportunidades claras para doblar la ventaja, pero se vio incapaz de superar a Zapater en cada mano a mano. Tampoco acertó Xaus en boca de gol para incrementar la renta.

El Lleida, que se creció al borde del descanso, rozó el empate en una transición muy bien liderada por Ojeda. El goleador argentino de los ilerdenses tuvo otra doble ocasión ante Serra tras un tiempo muerto que enfureció a Juan Copa. El meta catalán solventó bien la papeleta y le dio pie a Dava Torres a rozar el segundo gol con una finalización sutil junto a Zapater.

Sin más efectividad en el primer acto, el duelo mantuvo la tensión en el arranque del segundo. Como al inicio, los colegiales trataron de hacerse con el ritmo del encuentro. Nuno Paiva, Darío Giménez y Chino Miguélez se resistieron a aceptar el dominio de los colegiales y lideraron jugadas cada vez más largas y elaboradas en las mediaciones de la portería de Martí Serra. A ellos se sumó Tombita, con algún que otro disparo al contragolpe que descargó su veneno en las protecciones del portero del Liceo.

Los pupilos de Juan Copa se afanaron en conservar su solidez en defensa, pero les pesó la sobriedad en ataque. El técnico coruñés aprovechó una pausa para aleccionar a sus jugadores y buscar una solución con la que ampliar la renta. Xaus asumió galones y trató de repartir juego y ocasiones para Ciocale y Cervera, que reengancharon a la ofensiva colegial, pero no lograron volver a ver portería. Tampoco hubo más fortuna con la bola parada. Nuno Paiva vio una azul por un lance con Cervera y le puso en bandeja una directa a Xaus.

Pese al error, el Liceo atosigó sin suerte la meta del Lleida. El conjunto leridano tuvo la suya para empatar en una directa que provocó Jacobo Copa. Serra evitó en el último instante el gol de Ojeda. Dava rozó el 2-0 durante la inferioridad y le dio alas a la defensa liceísta, que aguantó el chaparrón y cerró, con más seguridad defensiva que puntería a la contra, un triunfo de mérito contra un rival de la zona noble.

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