El Leyma estira la manta y se queda sin soluciones en el puesto de alero

El Leyma Coruña fichó el pasado 6 de febrero a Ángel Núñez. El dominicano, procedente del Slask Wroclaw polaco, llegó a la disciplina coruñesa como el recambio para puesto de tres y de cuatro que tanto buscaba tras la salida, en Navidad, de LJ Figueroa. Sin embargo, 40 días después de anunciar su fichaje, el jugador no ha tenido la oportunidad de debutar pese a los problemas que el Leyma ha evidenciado en las últimas jornadas para contener a los tiradores exteriores rivales. En el derbi ante el Breogán, Epifanio le restó protagonismo a Scrubb, que había ejercido de alero de rotación en las últimas semanas, y apostó por Jakovics como el tres de circunstancias. El letón, que ejerció ese rol en momentos en los que estaban también en pista Taylor y Heurtel, no logró rendir ni en ataque ni en defensa. El Leyma quería tapar la cabeza y los pies, pero estiró la manta hasta que la rompió.

Tras la debacle de Manresa, el equipo coruñés tenía ante el Breogán una oportunidad para recuperar las sensaciones y, sobre todo, para no dejar pasar una pelea por la permanencia cada vez más lejana y más selectiva. Para ello, Epi apostó por una convocatoria en la que, de nuevo, dio prioridad a la calidad de sus organizadores. Advertido del peligro de Sakho en la primera vuelta, decidió tener también a su disposición a sus cuatro pívots (Huskic, Diagne, Silins y el recién recuperado Augusto Lima).

Mientras la pintura pareció a salvo, o, al menos, no se desangraba con en el duelo del Pazo dos Deportes, las fisuras defensivas empezaron a aparecer en un perímetro con las piezas justas en la rotación. Una entrada a canasta de Hilliard desde el perímetro y sin oposición dejó claras las fisuras que los exteriores naranjas. El día de la marmota, con la visita al Manresa como último precedente, se repitió ante un Coliseum que quería soluciones cuanto antes.

Epi sacó la artillería pesada, la dupla Heurtel-Taylor. No obstante, la mala primera parte del californiano y la tendencia del francés a hacer la guerra por su cuenta en momentos de frustración lastraron al equipo en la primera parte. «Ellos comenzaron con mucho acierto, pero les facilitamos canastas, circular fácil y eso nos penalizó», admitió Epi.

El Leyma insistió y probó si con tres cambiaba la película. Scrubb, que en las últimas jornadas había promediado media hora alternando entre escolta y alero, pasó a jugar apenas diez minutos en el derbi. Algo más, once, disfrutó Ingus Jakovics, el candidato en esta ocasión para asumir la rotación en el puesto de falso alero.

El letón, no obstante, estuvo muy lejos de ofrecer un rendimiento óptimo. Ocupó esa función circunstancial en un quinteto bajo, con Taylor y Heurtel, pero apenas logró aportar un punto con un tiro libre. Erró sus dos lanzamientos desde el perímetro y se quedó sin asistir ni rebotear. Con él en la pista, el Breogán consiguió anotar quince puntos más que el Leyma

Con los tres bases juntos en la pista, lejos de encontrar soluciones, el equipo cayó en situaciones caóticas y posesiones que se alargaron sin encontrar una opción óptima de tiro. Los naranjas tiraron más veces que el Breogán, pero los lucenses tiraron mejor.

El 57% en tiros de dos y el 31% en los triples no pudo rivalizar con los números de los visitantes, que anotaron el 66% de sus tiros interiores y casi la mitad de sus lanzamientos desde el perímetro, un 47%. Esa sangría de larga distancia evidenció, una semana más, los problemas que el Leyma no consigue subsanar mientras sigue estirando la manta.