2-4 | Los penaltis privan al Liceo de otra gran gesta europea

El equipo de Juan Copa ganó en el tiempo reglamentario y llevó la eliminatoria al límite | El conjunto verdiblanco falló sus penas máximas y Rocha decidió para el Barcelos

El Liceo, contra el Barcelos en los cuartos de la WSE Champions.

El Liceo, contra el Barcelos en los cuartos de la WSE Champions. / Iago López

A Coruña

El Liceo rozó la gloria por un instante sobre la pista del Barcelos. El combinado coruñés tenía la difícil papeleta de levantar los cuartos de final de la WSE Champions ante los portugueses tras la derrota en Riazor y, durante muchos minutos, creyó que era posible. Los hombres de Juan Copa vencieron en el tiempo reglamentario (2-4), pero la lotería de los penaltis frustró sus esperanzas de protagonizar una remontada épica como pocas.

El conjunto verdiblanco fue ambicioso desde el principio y jugó sin complejos. Quizá por ello tardó solo cinco minutos en ponerse por delante en el marcador, el tiempo que le llevó a Dava Torres aprovechar un rechace de Martí Serra para propulsarse sobre los patines, volar sobre la pista y batir a Acevedo en el mano a mano. Con el 0-1 en el luminoso, el Liceo cerró filas y los lusos se vieron avocados a probar ataques laterales y a disparar desde lejos. Así fue como llegó el empate. Pol Manrubia envío un trallazo desde el círculo central que fue imposible para el meta liceísta. Gol calcado al que anotó en Riazor, como un pesado déjà vu para los verdiblancos.

No hubo tiempo para fantasmas, porque Carballeira tardó diez segundos en espantarlos de un plumazo. Lo que tardó su equipo en sacar de centro, combinar con Dava y servirle en bandeja el 1-2 al jugador coruñés para volver a mandar en el partido. Juan Copa introdujo variantes y Ferruccio saltó a la pista motivado. El Tato, ex del Barcelos, venía de anotar un doblete en Caldes y respondió a la confianza de su entrenador con un golazo de ilusionista que igualaba el global de la eliminatoria con solo diez minutos disputados.

Con el tercer tanto del Liceo, el partido bajó las revoluciones. El Barcelos parecía grogui y trataba de reaccionar por arreones, todos salvados entre Serra y la zaga verdiblanca. El combinado colegial se abonó a la defensa férrea y los ataques lentos para evitar las prisas. El partido entró en un letargo de varios minutos, hasta que César se equivocó en un pase horizontal y Poka aprovechó su error para encarar a Martí y hacer el 2-3 antes del descanso.

En los minutos iniciales del segundo tiempo, Nil Cervera se sacó de la manga una jugada individual digna de los mejores highlights para cambiar de ritmo, irse de dos rivales y terminar metiéndose con la bola en la portería. Literalmente, porque terminaron él, la propia bola y Acevedo en el fondo de la red. El marcador ya no se movería más.

Rampulla se echó el ataque local a la espalda y obligó a los coruñeses a multiplicarse en tareas defensivas, bloqueando disparos, centros y pases con el stick, con el cuerpo y con el alma. El Barcelos tuvo sus mejores oportunidades a bola parada, pero estuvo desacertado. Rocha y Querido fallaron dos penaltis, en un preludio de lo que estaba por venir después. Eliminatoria igualada y a la prórroga.

En el tiempo extra no pasó mucho. Rocha y Ferruccio tuvieron las primeras ocasiones. La del portugués, al travesaño. La del argentino, al cuerpo de Acevedo. El propio Tato sería protagonista justo después, al ver una tarjeta azul muy protestada por simulación en un choque con Manrubia. Rampulla estampó la directa en el palo y el Liceo respiró aliviado. En la segunda mitad, los verdiblancos renunciaron al ataque, cansados y conformes con confiar su destino a los penaltis.

Pero la moneda cayó cruz. Cervera, Carballeira, Jacobo, Dava y Ferruccio erraron para el conjunto verdiblanco. Rocha acertó para los portugueses —que también fallaron el resto de oportunidades— y la tanda se decidió con ese 1-0. El Liceo reclamó que Acevedo había parado varios lanzamientos fuera de la línea de gol, pero los colegiados no atendieron a las protestas desesperadas de un equipo que veía como se le escapaba la vida europea entre los dedos. Con orgullo y con honor. Con la cabeza alta y demostrando estar a la altura de Europa. Hasta el año que viene.

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