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El Liceo, del «orgullo» a la frustración por el arbitraje y las penas máximas

Falló sus cinco lanzamientos en la tanda ante el Barcelos | El error de los colegiados en el penalti de Dava desluce una gran actuación colectiva, con Ferruccio y Serra como estelares

Juan Copa arenga a sus jugadores durante un tiempo muerto en el partido de ida ante el Barcelos en Riazor

Juan Copa arenga a sus jugadores durante un tiempo muerto en el partido de ida ante el Barcelos en Riazor / Iago López

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

A Coruña

Dava Torres solo podía repetir la palabra «orgullo» al terminar un partido que, pese a la derrota y la amargura por el final polémico, quedará en el recuerdo como la noche en la que el Liceo volvió a sentirse capaz de vencer en un partido de poder a poder en la pista de uno de los equipos más en forma de Europa. El arrojo para imponerse 2-4, la habilidad para corregir los errores defensivos que el Barcelos explotó en Riazor la semana pasada y el apoyo incondicional de la afición, en Portugal y en la distancia, dejan más claros que sombras en un Liceo que, ahora más que nunca, espera con ansias volver a disputar otro título más pronto que tarde.

La magia de Tato

El Liceo fichó el verano pasado a Tato Ferruccio para noches como la que vivió en el pabellón municipal de Barcelos. El jugador argentino tuvo un inicio de temporada complicado y una pubalgia le mantuvo en el dique seco durante varias semanas, antes de la Copa del Rey. Desde su recuperación no ha hecho más que subir en su aportación y, contra el Barcelos, dio una clase magistral de coraje y magia. Tato ya había sido un hombre importante en el partido de ida y, el pasado fin de semana en Caldes, firmó un doblete que confirmó la buena dinámica.

En Barcelos, Ferruccio anotó el 1-3 en el primer tiempo y jugó todos los minutos que Juan Copa le permitió. Volvió loca a la defensa rival y, con su carácter, logró desarticular a un Barcelos que se veía víctima de su favoritismo. Una tarjeta azul demasiado rigurosa por parte de la pareja arbitral italiana y el fallo en la pena máxima empañan una noche en la que el Tato brilló como nadie.

El muro de Serra

Si Ferruccio lideró el ataque, Martí Serra fue el héroe en la portería colegial. El meta catalán, que vive sus últimas semanas en el equipo, volvió a mostrar su mejor versión. Su recital de paradas frustró innumerables veces a Rocha, Manrubia, Rampulla, Querido y compañía. Aguantó el tipo en las dos penas máximas que recibió en el partido y solo el mejor goleador del año, Miguel Rocha, logró superarle en la tanda.

Polémica arbitral

El Liceo tuvo que sobreponerse en Barcelos a dos goles de desventaja, a la presión del público local y a los nervios que pudieron desencadenar las decisiones polémicas del dúo arbitral. Los italianos Joseph Silecchia y Simone Brambilla resultaron decisivos en el desenlace de la eliminatoria y, sus deliberaciones, perjudicaron a las aspiraciones del Liceo en los momentos más trascendentales.

Después de un criterio poco lúcido con las faltas y una azul a Ferruccio, supuestamente, por simular, el fallo garrafal llegó en la tanda. Ninguno de los colegiados sancionó la posición adelantada de Conti Azevedo en el penalti que lanzó Dava Torres. El meta argentino salió antes de tiempo de su portería y atajó la bola del capitán liceísta. Los colegiados no atendieron y no aceptaron las protestas del Liceo, que pedía repetir el lanzamiento.

Bola parada

Las tandas de penaltis son poco menos que una lotería, y más cuando solo se anotó uno de los nueve disparos ejecutados. Sin embargo, los fallos de Cervera, Carballeira, Jacobo Copa, Dava y Ferruccio agravan la relación del Liceo con la bola parada esta temporada. Solo anota una de cada tres entre todas las competiciones. Ha anotado 11 de sus 37 faltas directas y únicamente cinco de los trece penaltis que ha lanzado, sin contar esta tanda. Es un aspecto a mejorar para volver a codearse con la élite.

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