Entrevista | Karlis Silins Jugador del Leyma Coruña
Karlis Silins: «En nuestra situación no podemos permitirnos ningún descanso»
Karlis Silins (Riga, 1997) ha aportado poderío y tiro desde el perímetro al juego interior del Leyma Coruña desde su llegada al equipo hace un mes. El pívot letón aceptó el reto de cambiar el Pistoia italiano por el conjunto coruñés pese a las dificultades que atraviesan ambas escuadras. No se conforma con su buen papel ante el Unicaja y pide aprovechar esta semana sin partido para trabajar la defensa

Karlis Silins sostiene dos balones en la Polideportiva de Riazor. / Casteleiro/Roller Agencia

Acaba de hacer ante Unicaja su mejor partido con el Leyma. ¿Cómo ha llevado este primer mes en el club?
Me he tenido que adaptar al equipo, a mis compañeros y al estilo de juego que tenemos. He trabajado para encontrar mi sitio y encajar lo mejor posible. Eso es lo que intento en cada partido.
El Pistoia vive este año un momento complicado en la liga italiana, similar al de Leyma Básquet Coruña en la ACB. ¿Le resultó difícil cambiar de aires?
No diría que ha sido algo duro, sino que ha sido cuestión de acostumbrarme. Aquí jugamos de una manera un poco diferente, con banquillos y rotaciones más largas. He tenido que hacerme a ello y ser más eficiente en periodos de juego más breves. El nivel competitivo es alto en Italia, pero aquí es mayor.
¿Habló con su compatriota Ingus Jakovics antes de venir para conocer el club y la ciudad?
No hablé con él antes. Sabía quién era Ingus, pero nunca habíamos coincidido en Letonia. Cuando llegué pudimos hablar y conocerme. No me llevó mucho tiempo darme cuenta de lo increíble que es esta ciudad. Tiene vistas preciosas al mar. Es muy diferente a lo que había en Pistoia.
¿Cómo afrontó este estreno en el baloncesto español?
Cada vez que te estrenas en una liga nueva es un desafío. Quieres causar una buena impresión. La ACB es obviamente la mejor liga de Europa. Sería ingenuo decir que no veo esto como un reto, porque lo es. Al mismo tiempo, voy a estar aquí tres meses y he dejado mis ambiciones a un lado para darlo todo por el Leyma y conseguir victorias.
¿Su contrato es solo por esta temporada?
Sí. Lo que sé es que solo tengo contrato para este año.
Cuando llegó a la ciudad vio desde el palco la victoria contra el Lleida. ¿Pensó que los siguientes partidos, ya como parte del equipo, iban a resultar tan complicados?
No sabría decir. Cada situación y cada club son diferentes. Vi el partido contra el Lleida y pude captar algunas jugadas que hacemos, pero no conocía el sistema, el estilo ni los compañeros. Llegué dispuesto a adaptarme lo antes posible y a ayudar. Lo que se necesite de mí, lo daré.
Son cuatro pívots en la plantilla y cada uno tiene características muy particulares, en su caso, ese físico y el tiro de tres. ¿Qué le ha pedido Epi desde que llegó?
He tenido que encontrar mi sitio en el equipo y en la rotación. Tenemos cuatro pívots. Quizá no jugamos siempre todos, pero sí al menos tres. Se trata de encontrar un equilibrio en los minutos y Epi es el que los tiene que repartir. Se trata de ser eficiente. En Italia salía a la pista y sabía que tenía que jugar siete minutos, tomar un pequeño descanso y volver a la cancha. Este cambio ha sido muy rápido, pero así es como se juega en la ACB. Muchos equipos juegan con varios interiores en rotaciones rápidas. Eso nos ayuda a estar frescos y ejecutar las jugadas correctas.
El Leyma jugó ante Unicaja su mejor partido en el último mes, pero se volvió a marchar con las manos vacías y el descenso está cada vez más cerca. ¿Cómo lo encajó el vestuario?
Todos entendemos lo que hay que hacer para mantenernos y lo intentamos en cada partido, pero no pudo ser. La gente pudo ver que no nos achantamos ante el Unicaja en nuestro papel de menos favoritos. Después del partido nos dolió ver que pudimos ganar, pero acabamos perdiendo. Al mismo tiempo, compartimos un buen sabor de boca por la manera en la que jugamos. Fue un buen partido de equipo y encontramos más química en la pista que en las últimas semanas. Aún tenemos que ajustar algunas cosas, pero creo que dimos un paso en la buena dirección.
¿Cómo se ha adaptado a jugar con bases como Taylor y Heurtel?
Son bases de máximo nivel. He vivido muchas situaciones en las que, como pívot, tienes que ceñirte a tu rol y, cuando estás abierto, no te pasan el balón. Quizá no es por egoísmo, sino porque el base no tiene la calidad suficiente para enviarte el balón. Aquí ocurre lo opuesto. Puedo hacer lo que se me pide y, si estoy liberado, sé que podré recibir y tirar. Para un pívot como yo es una situación perfecta. Para mí es una experiencia fantástica poder jugar y compartir entrenamientos con Brandon y Thomas.
Esta es una semana atípica, sin partido hasta dentro de diez días. ¿Cómo la afrontan?
En nuestra situación no podemos permitirnos ningún descanso. Estamos ya en la recta final de la temporada y, tal y como estamos en la liga, no podemos parar. Tenemos que aprovechar esta semana para respirar un poco, sin la presión de jugar, para ver lo que hace falta ajustar de cara al próximo partido.
La defensa necesita mejorar tras varios partidos encajando más de 100 puntos.
Sin duda, tenemos que mejorar en defensa. No he estado aquí toda la temporada, pero en este último partido hicimos una defensa de bloqueo un poco diferente y nos funcionó. Creo que es un aspecto que vamos a mantener y que puede ser muy positivo para nuestro estilo de juego.
«Mi padre me cambió de tenis a baloncesto»
¿Cuándo empezó a jugar al baloncesto?
Con siete u ocho años me apuntaron a tenis. Estuve jugando alrededor de un mes. Mi padre vino a verme jugar un día y me cambió de tenis a baloncesto. Es lo mejor que pudo hacer [se ríe].
¿Se le daba mal el tenis?
Creo que no me lo tomaba muy en serio, no paraba quieto en ningún momento. Con esa edad tenía demasiada energía para jugar al tenis. Es un deporte en el que hace falta estar muy concentrado y prefirió llevarme a baloncesto.
¿Ya destacaba físicamente entre los demás niños?
Recuerdo que hubo dos veranos en los que crecí mucho. En algún punto paré y los demás compañeros me alcanzaron, pero luego volví a crecer. Siempre fui uno de los más altos en mis equipos.
Del tenis a la NCAA.
Fue un gran cambio. Es un baloncesto diferente al europeo, muy físico. A nivel personal, fue mi primera vez fuera de casa y tuve aprender a cuidar de mí mismo. Por suerte, estuve muy bien rodeado.
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