Balonmano | Fase de ascenso a División de Honor Plata

El hogar que guía los pasos del OAR

El OAR se encomienda este fin de semana al San Francisco Javier para conseguir el ascenso a División de Honor Plata, categoría que abandonó en 2008 por problemas económicos. Los ascensos logrados en 2001 a Primera Nacional y en 2003 a División de Honor B marcan el camino a seguir

La plantilla del OAR celebran el ascenso a División de Honor B en el año 2004. |  Juan Varela

La plantilla del OAR celebran el ascenso a División de Honor B en el año 2004. | Juan Varela

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

A Coruña

«Espero volver a bañarme este fin de semana en la fuente que hay al lado de San Francisco Javier». Juan Cillero conoce como pocos lo que es luchar hasta el final de la temporada por conseguir un ascenso con la camiseta del OAR y bromea con repetir el ritual que la plantilla del conjunto coruñés realizó al conseguir el ascenso a Primera División Nacional en 2001. Ganó la fase de ascenso en San Francisco Javier después de siete intentos fallidos. Tres años más tarde, el club, ya sin Cillero, repitió éxito en casa para ganarse tocar su techo en la División de Honor B, una categoría a la que, ahora, aspira a retornar. La comunión mágica forjada entre el club, su afición y su pista, que abandonó temporalmente para jugar en el Palacio de Riazor y en el Barrio de las Flores, promete ser un factor diferencial este fin de semana. El OAR necesita el calor del deporte coruñés para volver al segundo escalón del balonmano español.

Nano Vázquez lanza a portería contra el Codema en 2001. |  Aguete

Nano Vázquez lanza a portería contra el Codema en 2001. | Aguete

«Yo fui un punto de unión entre el OAR antiguo y el moderno. Empecé en la cantera y, luego, me fui con los veteranos del nuevo equipo. Estuve en las siete fases de ascenso a Primera División (actual Primer Nacional) de los años 90», relata Juan Cillero, uno de los jugadores históricos. El club experimentó en aquella época una peregrinación por Culleredo antes de instalarse, de nuevo, en A Coruña, mientras buscaba su hueco en la tercera categoría del balonmano español. «Un año nos dieron una plaza en Primera, pero bajamos. Luego, en 2001, por fin conseguimos subir», rememora.

Aquel equipo de Juan y Miguel Cillero, Abel, Juanjo, Petkov o Nano Vázquez, comandados siempre por Pablo Aguirregabiria, certificó su ascenso de Segunda a Primera en el San Francisco Javier en abril de 2001. Acogió en casa una fase de ascenso que, al fin, salió cara. Venció al Torrelavega y al Aloña Mendi a un empate (23-23) en el duelo decisivo contra el Codema asturiano le sirvió para desatar la fiesta. «Ascender en casa es una sensación muy distinta. La rabia contenida se desborda al conseguirlo en el último partido», recuerda con emoción Juan Cillero, que fue el capitán en aquel partido.

El pabellón pareció quedarse pequeño para celebrar el ascenso del OAR, pero la pista, cuenta el exjugador de balonmano, fue petición expresa del club y de los jugadores. Prefirieron la caldera del San Francisco Javier antes que trasladarse al Palacio de Riazor por miedo a que el ambiente fuese más frío. «Aquello estaba lleno, la afición nos dio un apoyo inmenso. El árbitro se acercó y me dijo ‘esto está un poco callado’ en todo de broma», detalla.

La fiesta del ascenso a Primera tuvo una digna heredera tres años después, en 2004. El equipo oarista, del que ya se había retirado Juan Cillero, apenas conservaba a cinco de los jugadores de la celebración anterior (Abel, Juanjo, Miguel Cillero, Carlos Blancos y Nano Vázquez), pero logró repetir la comunión mágica con el San Francisco Javier. Superó al Huesca, al Ciudad Encantada de Cuenca y al Barça B para conseguir su histórico ascenso a División de Honor B. Cuatro años en la categoría de plata, a la que ahora quiere regresar, permitieron al club alcanzar una octava posición y salvarse dos veces en la promoción. El dinero puso fin a la aventura en 2008, pero el balonmano coruñés prometió volver más tarde o más temprano. Este fin de semana, el OAR se vuelve a encomendar al San Francisco Javier para conseguir un ascenso que se le ha resistido durante 17 años.

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